Mar 9, 2017

Cabaret, ensoñación y despertar forzoso


El desarrollo de un Holocausto anunciado dirige un musical que supone un grito a la libertad
‘Cabaret, el musical de Broadway’, continúa su gira en Zaragoza con un espectáculo que analiza con humor el declive de la sociedad alemana de los años 30. El nazismo, la homosexualidad, la prostitución o el rechazo de la felicidad plena por miedo a la pérdida de un futuro idílico e improbable marcan el guion que conduce a un final solitario e inevitable.
El musical que arrasó en los Premios del Teatro Musical no deja indiferente a nadie. La sutilidad con la que abarca temas que causan melancolía combinada con su ridiculización consigue crear una comedia creíble y plena, donde el espectador es capaz de alcanzar un estado de evasión y abstracción total. Una atmósfera de glamour y pesar en la que el público siente la necesidad de lamentarse por el futuro al que se dirigen irremediablemente los personajes. Videntes sentados en sus asientos, atados de pies y manos, que a pesar de la pesadumbre, no se les pasa por el pensamiento alzar la mano, nunca nadie osaría interrumpir tanto esplendor.
‘Cabaret’ es un espectáculo basado en la obra de teatro ‘I Am A Camera’, de Jhon Van Drulen, adaptación de la novela corta ‘Goodbye To Berlín’, representada por primera vez en Broadway el 20 de noviembre de 1966. Canciones que perduran en la memoria cultural como Willkomen, Cabaret o Money Money son la banda sonora.

Se apagan las luces y aparece Emcee, el maestro de ceremonias, que marca las pautas con un estilo propio, en cuya evolución destaca un deterioro físico y psicológico aparente. Sin vergüenza y con una notable admiración hacia su persona y hacia su estilo de vida de promiscuidad y bisexualidad invita sin vacilación a dejar los problemas afuera.
La trama tiene como punto de partida la llegada de un novelista norteamericano que deja su ciudad natal para encontrar experiencias que le ayuden a escribir su próximo trabajo. Con fuertes inclinaciones homosexuales, Cliff (Alejandro Tous) encuentra el amor en la bailarina del club nocturno Kit Kat, Sally. Tras meses de convivencia en una burbuja repleta de despilfarro y desenfreno, la realidad perturba su ensoñación, Sally está embarazada.

Esta sucesión de imprevistos acontecen en el hostal de Schneider (Amparo Saizar), soltera resignada que encuentra el amor en Schultz (Enrique R. Del Portal), el frutero. Una pasión inevitable truncada por la situación desoladora que los judíos atraviesan en Alemania. Schneider empieza a dudar de si debe correr el riesgo de casarse con un ‘no alemán’, inquietud de la que el frutero prefiere evadirse, él sólo es un simple alemán. Un aborto, dos despedidas y el desarrollo de un Holocausto anunciado ponen punto y final a una musical que supone un grito a la libertad.

Alba Ariz Rodríguez

Cabaret, unconsciousness and forced awake

The progress of an announced holocaust runs a musical that supposes a scream for freedom

‘Cabaret’ continues its tour in Zaragoza with a show that analyses with humor the decline of the German society in the 30’s. Nazism, homosexuality, prostitution, or the refusal of a full happiness due to the fear of losing  an idyllic and improbable future mark the script that leads to a lonely and inevitable end.

The subtle way of including topics that cause melancholy mixed with its ridicule create a full and credible comedy where the spectator can reach a stage of escape and total abstraction. A glamorous and gloomy atmosphere where the public has the necessity of feeling sorry about the future where the character is irremediably going to. Clairvoyants sitting on their seats, with hands and legs tied, who in spite of the sorrow, don´t even think about raising their hands, no one would never dare to interrupt so much splendour.

‘Cabaret’ is a show based on the play ‘I Am a Camera’, by Jhon Van Drulen, adaptation of the short novel ‘Goodbye To Berlín’, whose first performance in Broadway was the 20th of November, 1966. Songs that are in the cultural memory like Willkomen, Cabaret or Money Money are the soundtrack.

Tthe lights are off and Emcee appears, the master of ceremonies, and sets the tone with his own style, in whose evolution stands out a physical and psychological deterioration. Without embarrassment and with an appreciable admiration to himself and to his lifestyle of promiscuity and bisexuality, he invites, with no hesitation, to leave the problems outside.

The storyline starts with the arrival of a North American novelist, who left his natal city to find experiences that help him write his next work. With strong homosexual inclinations, Cliff (Alejandro Tous) falls in love with a dancer of the nocturnal club Kit Kat, Sally. After months of living together in a bubble full of overspent and lack of self-control, the reality disturbs their daydream: Sally is pregnant.

This succession of unexpected occur in the hostel of Schneider (Amparo Saizar), a resigned single who falls in love with Schultz (Enrique R. Del Portal), the fruit seller. An inevitable passion truncated because of the heartbreaking situation that Jewish people are experiencing in Germany. Schneider starts doubting about her marriage with a ‘no-German’, a worry which the greengrocer prefers to escape from, he is just a German. An abort, two farewells and the progress of an announced holocaust are the end of a musical that supposes a scream for freedom.

Alba Ariz Rodríguez
Translation review: Gianni Nanula