FrançoisTruffaut lo tenía claro. Desde pequeño encontró refugio en las salas
de cine, llegando incluso a visitarlas de forma clandestina, entrando por la
puerta de salida. Desde los ocho años dejó que el cine se fuese colando poco a
poco en su vida, hasta convertirlo en su propia existencia.
Personalmente es uno de “mis directores”. Lo descubrí hace unos años y me
metí de lleno en su universo para entender su modo de hacer cine. Es muy
importante saber que sacaba la inspiración de su día a día y rebuscando entre
sus vivencias, miedos y deseos. Por eso no es de extrañar que muchas de las
claves que funcionan como detonantes en la estructura de sus películas son
acontecimientos de su infancia y adolescencia.
Por ejemplo, la mala relación con su madre en Los 400 golpes: su belleza le seduce, pero al
mismo tiempo le perturba su sexualidad; siente amor hacia ella, pero a la vez
rechazo y este sentimiento aumenta cuando la ve con otro hombre. Siguiendo con
el paralelismo de la vida de Truffaut con esta película, al igual que Antoine
Doinel, el cineasta empezó a faltar al colegio, llegando a usar la misma excusa
que vemos en la película; afirmó que su madre había muerto, siendo esto para él
una verdad en cierto modo. También lo fue el robo de la máquina de escribir y
el posterior ingreso en un centro de menores. Así pues, podemos afirmar que
Antoine Doinel se convirtió en el alter ego del director, ya que siguió con la
evolución de este personaje en varios rodajes y siempre podemos reconocer al
autor en ellos.
Por otro lado destacamos la figura de René Bigey, su único apoyo en la
película y compañero de aventuras, que está inspirado en su amigo Robert
Lachenay. En esta relación vemos el estudio de la amistad masculina, aspecto al
que François Truffaut da especial importancia y vemos reflejado en gran parte
de sus películas, como por ejemplo en Jules et Jim.
En último lugar, haré un breve apunte sobre el final de la película, ya que
es algo ambiguo. Doinel llega a la playa por primera vez en su vida. Está
frente al mar, que representa lo nuevo, lo desconocido y la ansiada libertad
que persigue a lo largo de toda la película pero enseguida se da la vuelta
hacia la tierra, el centro de menores, lo conocido y lo seguro. Y es que, aún
teniendo la libertad que buscaba, ésta le resulta algo vacía. Está en el lugar
que desea pero no con quien desea.
Respecto a su vida privada, fue un ir y venir de mujeres; cosa que queda
patente en sus películas, esa admiración hacia la figura femenina. El papel de
ellas no deja indiferente a nadie; mujeres fuertes y con un carácter muy
marcado, llegando a veces a la representación de auténticas “femmes fatales”.
De hecho, y como dato curioso, en su funeral la mayor parte de los asistentes
eran mujeres.
Preocupado por la forma y las estructuras narrativas, sus películas son una
combinación de alegría y melancolía. Esto queda reflejado en sus películas a
través de la música. Las bandas sonoras las elegía según su estado de ánimo. De
este modo detectamos con gran facilidad cómo se encuentra el personaje; esto no
es más que otra muestra de la gran influencia del cine mudo en la obra del
director.
El humor es otra característica clave en su filmografía y aunque no logre
provocar carcajadas en el espectador, sí consigue dibujarnos una sonrisa y esto
actúa como contrapunto en los momentos más tristes o reflexivos, y crea cierta
complicidad entre el personaje y el espectador. Truffaut sabía hacer la
combinación perfecta: alegría, melancolía y humor. Por ejemplo, en Los 400 golpes, a pesar del tono
dramático de toda la película, encontramos un toque humorístico y tierno, que
nos es transmitido a través de un niño, mostrándonos esa ingenuidad que sólo se
mantiene en la infancia.
En los años 70 ya era un director de prestigio en Francia, con
toda la presión que esto conlleva, en medio del vertiginoso ritmo de rodajes.
Si a eso le sumamos su separación de Catherine Denueve, el resultado fue una
depresión, aunque esto no le impidió seguir sumando éxitos a su filmografía y
también a su lista de amantes. Por desgracia, a finales de la década de los 70
empezó a tener graves problemas de salud, hasta que unos años más tarde le
extirparon un tumor cerebral, aunque de poco le sirvió, ya que tras la
operación solo vivió un año más. Murió en el hospital el 21 de octubre de 1984,
a la edad de 52 años.
Mónica Segarra.
“Let the
Movies Reign!”
François Truffaut was clear. Since he was a kid
he found refuge in the cinema, even visiting them in secret,
by entering
through the exit door. Since he was eight, he let the movies to slowly brew
into his life, until they turned to be his own existence.
Personally,
he it is one of "my directors.” I discovered him a few years ago and
totally immersed myself in his universe in order to understand his way of filmmaking.
It is very important to know that he drew inspiration from his day to day life
and rummaging through his experiences, fears and desires. That’s why it isn’t
surprising that many of the keys that serve as triggers in the structure of his
films are events from his childhood and adolescence.
For
example, the weak relationship with his mother in The 400 Blows: her beauty seduces him, but
also disturbs his sexuality; he feels love for her, but also rejection and this
feeling increases when he sees her with another man. To continue discussing the
parallel life of Truffaut with his film, like Antoine Doinel, the filmmaker
began to skip school, getting to use the same excuse that we see in the film;
saying that his mother had died, and this being for him a truth in a certain
way. It was also stealing the typewriter, and his subsequent placement in a
juvenile facility. Therefore, we can say that Antoine Doinel became the
director's alter ego, as it followed the evolution of this character in several
films in which the author can be always recognized.
On the
other hand, we emphasize the figure of René Bigey, his only support in the film
and sidekick, who is inspired by his friend Robert Lachenay. In this relationship,
we see the study of male friendship, an area that François Truffaut gives
special importance and we see it reflected in much of his films, such as in Jules et Jim.
Finally, I
will make a brief note on the end of the film, as it is ambiguous. Doinel
reaches the beach for the first time in his life. He faces the sea, which
represents the new, the unknown, and the desired freedom chased throughout the
film, but quickly he turns towards the earth, the juvenile facility, the
familiar and the certain. And it is that, even allowing himself the freedom he
sought, it is somewhat empty. He is in the place he wants, but not with whom he
wants.
In terms
of his private life, there is a coming and going of women; an evident aspect
which is reflected in his films, as that admiration for the female figure.
Their role is not indifferent to anybody; strong women with a well defined
personality, reaching sometimes to represent true "femmes fatales".
In fact, and as a curiosity, the majority of the attendants at his funeral were
women.
Concerned
about the form and narrative structures, his films are a combination of joy and
melancholy. This is reflected in his films through music. Soundtracks were chosen
according to his mood. Thus, we easily detect how is the character; this is
just another example of the great influence of silent films in the director’s
filmography.
Humor is
another key feature in his films, and even though it fails to provoke laughter
in the viewer, it does manage to draw us a smile, and this acts as a
counterpoint in the saddest or most reflective moments, making certain
complicity between the character and the viewer. Truffaut knew how to reach the
perfect combination: joy, melancholy and humor. For example, in The 400 Blows, despite the dramatic tone
of the whole movie, we find a humorous and tender touch, which is transmitted
to us through a child, who shows us that
naivety which only prevails in childhood.
In the '70s, he was already a famous director in France, with all the pressure
it brings, besides the blistering pace of filming. If we add his separation
from Catherine Deneuve, the result was a depression, although this did not stop
him adding success to his films, and to his list of lovers. Unfortunately, in
the late '70s he began to have serious health problems, until a few years later
that a brain tumor was removed, but little it served, since after the operation
he only lived a year. He died in the hospital on October 21, 1984, at the age
of 52.
Mónica Segarra
Review: María Del Carmen Muñiz
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