No es ningún secreto que estamos viviendo un
cambio importante en cuanto al papel de la mujer en la sociedad se refiere,
cambio que podemos apreciar también en el mundo cinematográfico. Desde sus
inicios, si una mujer era protagonista en una serie o película, la trama se
basaba en morir de amor por un hombre, en ser madre e incluso en ser una buena
ama de casa. Sin embargo, al igual que va cambiando la sociedad, también lo
hacen las tramas representadas para adecuarse al movimiento y no ser miradas
con malos ojos.
Con el paso del tiempo pudimos empezar a ver
series donde la mujer luchaba por sus derechos o por ser libres, pero sin dejar
de lado la condición de ser “mujer de” o “madre de”, se podría decir que lo
tradicional mezclaba algo de reivindicativo feminista, pero sin excederse.
Sin embargo, no ha sido hasta estos últimos años
cuyos títulos resumen un argumento que sigue el siguiente esquema: una o varias
mujeres, presentadas como heroínas, logran por sí solas destacar e imponerse en
ambientes ampliamente masculinizados. Es por ello por lo que podemos decir que
desde hace años venimos asistiendo al estreno casi mensual de series, aunque
también de películas, de éxitos sobre el empoderamiento femenino, cuya imagen
icónica es la victoria final de una mujer que acaba siendo bella, triunfante y
satisfecha después de trabajar a destajo y tragarse unos cuantos comentarios
misóginos.
Un buen ejemplo de lo anterior es el rotundo éxito
de la miniserie de Netflix “Gambito de dama”, la cual trata sobre una chica
huérfana que lucha por convertirse en la mejor jugadora de ajedrez del mundo.
Este éxito poco tiene que ver con el despertar del interés por el ajedrez, sino
por la romantización del empoderamiento femenino, ya que lo que atrae al
publico y entretiene es ver a una mujer que aun partiendo de una situación totalmente
desprivilegiada, consigue convertirse en una estrella mundial, plantándole cara
a los hombres con la sola brillantez de su intelecto.
Otro éxito similar, es otra miniserie de Netflix, “Madame C.J. Walker: Una mujer hecha a sí misma”, donde se cuenta la historia de Sarah Breedlove, una mujer afroamericana nacida en 1867 que logra imponerse al
dinero de los hombres y monta su propia empresa de productos para el cuidado
del cabello femenino, en la que da trabajo a miles de mujeres; esa mujer se
convierte en una figura ejemplar gracias a su esfuerzo intachable, conocida
como Madam C. J. Walker, que, a pesar de no tener estudios ni apoyo familiar o
económico, consigue ser la primera millonaria de EE.UU. En este caso, estamos
ante la reproducción literal del relato del “american
dream”,”tú misma tienes la llave para cumplir
tus sueños”, solo que al aplicarlo a una mujer supone que también tendrá que
luchar, ella sola, contra el machismo, el clasismo y el racismo de su época.
Y es que la gran mayoría de series y películas con este tipo de tramas están ambientadas en épocas pasadas, donde aspectos como la independencia social y económica de una mujer resultaba toda una lucha. Sin embargo, ¿tienen hoy en día la repercusión idónea para el presente?
La realidad
es que el machismo y el patriarcado sigue siendo actualmente un problema sin
resolver que sufrimos todos los días, aunque no seamos del todo conscientes. Entonces,
¿por qué tanto empeño en mostrar mujeres extraordinarias de tiempos pasados? No
hay duda de que es necesario conocer el pasado para no repetirlo en el
presente, sin embargo, es cada vez más frecuente ver en las pantallas de
nuestros hogares series que expresan un desapego emocional hacia tener un final
feliz de la mano de un hombre.
Es el caso de
la serie de Netflix “Emily
en París”, una joven millennial estadounidense que
se muda ella sola a Francia para conseguir su sueño de alzarse hacia lo más
alto en el mundo de la publicidad. Emily llego a París con pareja, a la cual dejó por hacer su vida propia, y es
que, en vez de armarse un drama, ella continua su experiencia y su vida como si
nada, dejándonos muy claro que por un hombre no se acaba el mundo.
De cualquier modo, este suceso no resulta de más
cuestión que en grandes multinacionales como Netflix incorporan como parte de
su estrategia de marketing aprovechar el éxito de los discursos y las
referentes feministas. Es decir, si cada vez hay más mujeres feministas que van
al cine y que consumen estas plataformas, les sale rentable convertirlas en
protagonistas. Sin embargo, mientras sigan estrenando esta clase de series,
debemos estar contentas pues no es más que un resultado más del trabajo de
muchas con el reciente auge del movimiento feminista.
Isabel Gandía Solera
Recent Netflix series with a different feminist plot.
It is no secret that we are experiencing an important change in terms of the role of women in society, a change that we can also appreciate in the cinematographic world. From the beginning, if a woman was the protagonist in a series or movie, the plot was based on dying of love for a man, being a mother and even being a good housewife. However, as society changes, so do the plots represented to adapt to the movement and not be looked at with bad eyes.
Overtime, we were able to start watching series where women fought for
their rights or to be free, but without neglecting the condition of being a
"woman of" or "mother of", it could be said that the
traditional mixed something of vindictive feminist, but without overdoing it.
However, it has not been until recent years whose titles summarize an argument that follows the following scheme: one or more women, presented as heroines, manage to stand out and impose themselves in widely masculinized environments. That is why we can say that for years we have been attending the almost monthly premiere of series, but also films, of hits on female empowerment, whose iconic image is the final victory of a woman who ends up being beautiful, triumphant, and satisfied after working hard and swallowing a few misogynistic comments.
A good example of this is the resounding success of the Netflix miniseries "The Queen's Gambit," which is about an orphan girl struggling to become the best chess player in the world. This success has little to do with the awakening of interest in chess, but rather with the romanticization of female empowerment, since what attracts the public and entertains is seeing a woman who, even starting from a totally deprivileged situation, manages to become a world star, standing up to men with the sheer brilliance of her intellect.
Another similar success is another Netflix miniseries, “Self Made: Inspired by the Life of Madam C.J. Walker”, which tells the story of Sarah Breedlove, an African-American woman born in 1867 who manages to prevail over men's money and sets up her own company of products for the care of women's hair, in which employs thousands of women; that woman becomes an exemplary figure thanks to her impeccable effort, known as Madam CJ Walker, who, despite having no education or family or financial support, manages to be the first millionaire in the United States. the literal reproduction of the story of the "American dream", "yourself have the key to fulfill your dreams", only that when applied to a woman it means that she will also have to fight, on her own, against sexism, classism, and racism his time.
And is that most series and movies with this type of plot are set in the past, where aspects such as social and economic independence of a woman was a struggle. However, do they have the ideal repercussion for the present today?
The reality is that sexism and patriarchy is still an unsolved problem that we suffer every day, even if we are not fully aware. So why so much effort to show extraordinary women of bygone times? There is no doubt that it is necessary to know the past so as not to repeat it in the present, however, it is increasingly common to see on the screens of our homes series that express an emotional detachment towards having a happy ending at the hand of a man.
This is the case of the Netflix series "Emily in Paris", a young American millennial who moves alone to France to achieve her dream of rising to the top in the world of advertising. Emily arrived in Paris with a partner, whom she left to make her own life, and instead of putting on a drama, she continues her experience and her life as if nothing had happened, making it very clear that for a man the world.
In any case, this event is no longer a question that large multinationals
such as Netflix incorporate as part of their marketing strategy to take
advantage of the success of feminist speeches and references. That is, if more
and more feminist women go to the movies and consume these platforms, it is
profitable for them to turn them into protagonists. However, while they
continue to premiere this kind of series, we must be happy because it is just
one more result of the work of many with the recent rise of the feminist
movement.
Isabel Gandía Solera
Séries récentes de Netflix avec un scénario féministe
différent.
Nous sommes en train de vivre l’évolution du rôle
de la femme dans la société, que ce n’est pas un secret, c’est un changement
aussi notable dans l’industrie cinématographique. Depuis le début, le scénario
dans lequel le rôle principal d’une femme se déroulait, dans une série ou film,
s’agissait de mourir d’amour par un homme, être une mère ou même être une bonne
femme au foyer. Cependant, même si la société change, les scénarios que nous
voyons changent aussi pour s’adapter au mouvement et ne pas être regardés avec
des mauvais yeux.
Au fil du temps, nous avons pu commencer à voir
des séries dont la femme lutte pour leurs droits et pour être libres, mais sans
laisser de côté la condition d’être “femme de quelqu’un” ou “mère de
quelqu’un”, on pourrait dire que la tradition s’est mélangée avec la
revendication déministe, sans se dépasser.
Cependant, c’était dans ces dernières années que
les titres résument un argument qui suit le schéma suivant : une ou plusieurs
femmes, présentées comme des héroïnes, réussissent à se démarquer et s’imposer
dans des environnements très masculins. C’est pour ça qu’on peut dire que
depuis plusieurs années, nous assistons à la sortie presque mensuelle des séries,
et aussi des films, sur le succès de l’autonomisation des femmes, dont l’image
emblématique, c’est la victoire finale d’une femme qui finit par être belle,
victorieuse et satisfaite après avoir travaillée si dur et avoir supportée
quelques commentaires misogynes.
Un bon exemple de ce qu’on a dit avant, c’est
l’extraordinaire succès de la minisérie de Netflix “ Le Jeu de la Dame ”, laquelle s’agit d’une
orpheline qui lutte pour devenir la joueuse des échecs la plus célèbre du
monde. Ce succès n’a rien à voir avec le réveil de l’intérêt pour les échecs,
mais pour la romantisation de l’autonomisation des femmes, voir une femme
devenir une star mondiale, mettant face aux hommes avec son intelligence
fascinante, quand elle vient d’un environnement sans privilèges, c’est ce qui attire
vraiment au public et les divertit.
Un autre succès similaire, c’est une autre minisérie
de Netflix, “ Self Made : D’après la vie de Madame C.J. Walker ”, que tiens à nous
raconter l’histoire de Sarah Breedlove, une femme afro-américaine née en 1867 réussit à s’imposer a
l’argent des hommes et ouvre sa propre entreprise des produits de soins
capillaires féminins, dont elle emploie des milliers des femmes ; cette femme
devient une modèle à suivre grâce à son effort irréprochable, et bien qu’elle
n’a pas des études ni de soutien familial ou économique, elle devient la première
femme millionnaire des États-Unis, elle est connue comme Madame C. J. Walker. Dans ce cas, nous sommes devant la reproduction
littérale du récit “ american dream ”, “ toi-même as la clé pour accomplir tes
rêves ”, mais quand on applique ça a une femme suppose qu’elle doit lutter, seule,
contre le machisme, classisme et racisme de son époque.
Isabel Gandía Solera
Traducteur: Andrea Montiel
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