Nos hallamos al
fin, para alegría de tantos que esperan con frenéticas ansias la llegada de ese
breve pero intenso descanso que ofrecen estos santos días en el más puro
sentido religioso para algunos, y en otro sentido mucho más laico, para otros, disfrutables
y estimulantes, a partes iguales, donde resulta casi obligado,
independientemente de que la nula o mucha fe con respecto a lo estrictamente
clerical de las fechas, el ser partícipe de parafernalias procesionales, vía
crucis, y como no, el dejarse cautivar como cada año, por alguna
superproducción que repase convenientemente textos bíblicos, pasajes del antiguo
testamento o a valerosos gladiadores desafiando a algún emperador romano.
Para saciar ese
apetito fílmico, encontramos curiosamente estos días en cartelera, una cinta que llega
sin duda, con el firme propósito de atraernos casi inconscientemente a ese
estado casi místico que nos provocan este tipo de producciones en tan insignes
fechas. El último trabajo de Darren Aronofsky,
“Noé”,
encaja perfectamente, o dicho de otra manera, se le ha dado la forma adecuada
para que puritanos y también díscolos con todo lo referente a temas
relacionados con los tan delicados asuntos que la fe suscita, acudan raudos al
visionado de dicho film.
Una adaptación
del texto bíblico donde Noé (Russell Crowe)
se convierte por imperativo del Creador en su herramienta particular para
erradicar corruptelas y demás estropicios humanos de la faz de la Tierra,
acatando éste de manera inmediata, aunque por ello tenga que sacrificar a su
propia sangre, el mandato divino.
Los que acudan
estos días a dejarse embaucar por él, por otra parte espectacular trabajo de
Aronofsky, para con ello rememorar viejas grandes producciones que
contribuyeron a establecer ese vínculo ya casi necesario entre las fechas en las que nos encontramos
y films
que soporten esa carga religiosa, (podríamos citar a “Ben Hur”,
“Los
diez mandamientos”, “La historia más grande
jamás contada”, etc), no quedarán del
todo defraudados, pero tampoco saldrán descontentos todos aquellos seguidores del
celuloide en los que modernos milagros del siglo XXI, convertirán ángeles
caídos en gigantescos monstruos rocosos
que se enzarzarán en encarnizadas batallas, además de emplearse como duros
obreros a las órdenes de Noé.
Pocos artificios
podemos esperar de lo que en sí es la historia que se plasma en la Biblia,
salvo subjetivas variaciones con las que el propio Aronofsky y el guionista Ari Handel
juegan para llevarse de calle a un público resarcido ya de tramas con poca
enjundia y finales demasiado ortodoxos. Claro está también, que tanto el
soberbio, por otra parte, Russell Crowe,
como los demás componentes del elenco, Emma Watson,
Jennifer
Connelly, el casi impuesto antagonista Ray Winstone,
y el místico Matusalem, Anthony Hopkins,
dieran la impresión de quedarse con ganas de más, a la hora de desarrollar unos
personajes a medio hacer en un metraje demasiado extenso.
Carlos Pérez.
Noah
It is Easter at last, to the delight of those who have been waiting for the arrival of this brief but intense break to enjoy it in a religious sense or in a more secular sense. It is, anyway, a period as enjoyable as stimulating for everyone, where it is almost compulsory, regardless everyone’s faith, to be part of processional paraphernalia, Stations of the Cross, and let ourselves captivate by any overproduction that conveniently review biblical texts, passages of the Old Testament or brave gladiators defying a Roman Emperor, as every year in this period.
In order to satisfy this film appetite, we find
curiously these days on the Billboard, a film whose firm intention is, no
doubt, to take the audience to that almost mystical state that provokes this
type of production. Darren Aronofsky’last work, "Noah", fits perfectly, or said in another words, it’s been
shaped properly so that Puritans and the rest of the audience go to see this
film.
An adaptation of the biblical text where Noah (Russell Crowe)
becomes for the imperative of the creator in his particular tool to eradicate
corruption and other human damage from the face of the Earth, obeying
immediately, although he has to sacrifice his own blood for that purpose.
Those who attend these days to the movies, to recall
old large productions that helped establish that link between this days and religious
films, (like "Ben Hur", "The ten commandments", "The greatest story ever told", etc.) will not be disappointed at all, but
neither will be unhappy all those followers of the celluloid, where modern
miracles of the 21st century make fallen angels turn into gigantic rock
monsters who get involved in fierce battles, as well as they work under Noah’s
orders.
We can’t expect many tricks from the history which is
reflected on the Bible, except for subjective variations used by Aronofsky and the screenwriter Ari Handel to please every kind of audience. It is clear also
that the superb, on the other hand, Russell
Crowe, and other components of the cast, Emma Watson,
Jennifer Connelly, Ray Winstone
and the Mystic Matusalem, Anthony Hopkins,
gave the impression of dissatisfaction when developing theis characters in this
too extensive footage.
Carlos
Pérez
Translation
review: Elvira Salinas
No comments:
Post a Comment