Feb 13, 2015

Cuarta temporada de Girls: “No soy ese tipo de chica”


La irreverente serie de televisión escrita, dirigida, protagonizada (y un sinfín de cosas más) por Lena Dunham ha vuelto a la pequeña pantalla con su cuarta temporada. Esta creación de HBO narra las desventuras existenciales de cuatro amigas que rondan los veintipocos y que (sobre) viven como pueden, o como les dejan, en Nueva York. Más criticada que afamada a muchos parece habérseles olvidado que el objetivo de Girls no es convertirse en una serie de culto, o sacar un ocho sobre diez en Filmaffinity (dios nos libre de plantearnos los nueves o los dieces), sino que es una obra sin mayores pretensiones que representarse a sí misma, una creación joven que busca aún su universo, pero que derrocha espíritu propio.

En lo poco que llevamos de esta temporada, hemos podido ver cómo las protagonistas continúan inmersas en sus diferentes procesos de transición hacia la vida “adulta”. Hannah, que es la propia Lena representándose a sí misma y contando su propia historia, comienza esta cuarta temporada mudándose a Iowa, teniendo que cambiar la gran manzana por el campo para seguir luchando por su sueño de ser escritora.  Dunham eleva así a su máximo exponente el ejemplo de auto referencialidad, rozando el narcisismo y explotando su visión individualista del mundo, llegando a poner en duda dónde acaba Lena y donde empieza Hannah.
Tachada de ser una selfie constante, la serie ha sabido reinventarse y plantar cara a las hordas de haters que ha provocado. El por qué de tanta crítica podría enmarcarse en su descarado carácter, siendo demasiado mainstream para la cultura Hipster, y demasiado provocadora para la cultura catódica. Girls es criticada tanto por feminista como por machista, tanto por intentar ser la voz de una generación como por no ofrecer más que relatos personales e individuales. En el segundo capítulo de esta temporada Lena se hace eco de todas las críticas recibidas (representadas en la serie a través de sus compañeros del posgrado de escritura) y lanza como respuesta el mensaje inequívoco de que no le importa, ya que “no es ese tipo de chica”. Sea como fuere Dunham ha conseguido la fórmula del éxito, ilustrando con su libro (titulado lógicamente Not that kind of girl) y con su serie el “bien o mal, pero que hablen”.

Tanto por alusiones directas en la misma serie como por el propio argumento (cuatro mujeres viviendo –en–  Nueva York), Girls podría parecer una oda juvenil a Sex and the city. Nada más lejos de la realidad. La ficticia ideología del éxito que vende Sexo en Nueva York se desploma por completo en Girls. Sin dinero, sin trabajo, sin aspiraciones y sobre todo sin romanticismo prefabricado y de cartón piedra, Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna no se parecen en absoluto a Carrie Bradshaw y compañía. Lenna construye y destruye constantemente a la anti heroína con grandes dosis de realismo, cayendo en algunos tópicos típicos veinteañeros como la soledad o los kilos de más, pero tratando con suma crudeza y realidad temas no abordados ni explorados en la ficción televisiva.
Que Girls es una serie de mujeres parece obvio, pero no así que sea “para mujeres”. Frente a la masculinización de los seriales americanos (Los Soprano, Breaking Bad, The Wire, etc,), Dunham cuenta su historia, con o sin pretensiones de representatividad, siendo capaz de consagrarse en Hollywood con menos de treinta años. Fruto de este esfuerzo la cadena HBO ya le ha confiado una quinta temporada para seguir hablando con provocadora sinceridad, y leves indicios de obsesión, sobre una generación a medio camino hacia ninguna parte.

¿Se ha convertido realmente Hannah en un icono generacional? Escuchar a críticos que rondan los cincuenta tildar Girls como individualista y poco representativa de una población a la que no pertenecen parece, cuanto menos, pretencioso. De igual manera se antoja el intentar calificar una serie aislada como la voz de una generación. Girls es una serie diferente, que realmente refleja (e incluso representa) el vacío existencial y los problemas cotidianos de quienes formamos supuestamente parte de “la generación perdida”. Dunham habla a veces en mi nombre, y otras en cambio solo cuenta su propia historia, por ello se debe valorar esta serie como lo que es, un icono, de todos en ocasiones y suyo invariablemente, al que hay que pedirle más. Premeditada carne de minorías, cuanto menos.

Adriana Cardoso

Girl’s fourth season : “Not That Kind of Girl ”

The insolent TV series that was written, starred and directed (among other things) by Lena Dunham has released its fourth season. This HBO creation tells the sufferings of four twentyish friends who are living (in) New York. The series has been more criticized than loved. People seem to have forgotten that “Girls” doesn’t aim to be a real cult series or to get a good mark in Filmaffinity but it is a project who wants to represent itself, a young production looking for its universe and wasting pioneering spirit.
In this season we can see how the main characters are living a major process of transition towards their “adulthood”. Hannah (who is Lena representing herself and telling her own story) starts this season moving to Iowa, changing the Big Apple for a country life, chasing the dream of her life: To become a writer. Dunham lives in the self –referentiality, touching the narcissism limit, calling into doubt where Hannah begins and where Lena ends.
The series has survived the harsh criticism, reinventing itself and facing up to the Girl’s haters. That could be a creation too much mainstream for hipster’s culture and too much provocative for TV’s culture. “Girls” has been criticised for being feminist and for being chauvinist, for speaking just in the first person and for speaking on behalf of all young people. At the second episode of this season Lena answer all that critical voices by saying that she doesn’t care because she is “not that kind of girl”. This is specifically her book’s name, where she illustrates (as on the series) the idea of “It doesn´t matter if they criticized you, the important thing is that they are talking about you”.
“Girls” may seem a “Sex and the City” young version, but nothing could be more untrue. The ideology of success that emerges on “Sex and the City” is destroyed on “Girls”. Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna are not similar to Carrie Bradshaw and company, having no money, no job, no aspirations and no romanticism. Lena builds and destroys the anti heroin with a lot of realism and dealing with awkward issues but not before falling into some stereotypes. 
“Girls” is a TV series about women but not just for women. Dunham tells her story (representing or not the women) combating against the “American TV series masculinization” (“The Sopranos”, “Breaking Bad”, “The Wire”, etc.) and she has been able to succeed in Hollywood before being 30 years old. HBO has confirmed the fifth season to continue speaking about a lost generation with the sincerity and the obsession that characterized the TV series.
Has Hannah really become a generational reference? The mid-fifties film critics qualify “Girls” as a not young generation representative and it seems, at least, slightly pretentious. Nor does it seem likely that an isolated TV series can be a generation’s voice. “Girls” is a different product that really reflects the existential emptiness that are suffering the young people. Dunham speaks sometimes in my name and other times just in the name of her personal experience. For all that reasons we have to evaluate “Girls” for that what “Girls” is, a premeditated minority product, at least.
Adriana Cardoso
Review: Pilar Colomo

1 comment:

  1. Parece ser que la ficción de HBO se está convirtiendo en la serie de moda en Estados Unidos y también a este lado del Atlántico. Tras una primera temporada de éxito (sobre todo mediático), las buenas noticias nunca vienen solas y es que su directora / guionista y protagonista Lena Dunham ha confirmado que Girlstendrá una tercera temporada que empezará a rodarse en los próximos meses.

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