Dec 21, 2011

SOY IGUAL QUE TÚ

El mundo y el tiempo pasan deprisa, las condiciones de vida son cada vez más duras y sobrevivir se ha convertido en toda una aventura. Desde que nacemos aprendemos a comunicarnos, a expresarnos y a relacionarnos con el entorno que nos rodea. Pero ¿qué pasa cuando estas acciones que a simple vista parecen tan fáciles se convierten en todo un reto para una persona? Muchos grupos sociales sienten como, día a día, son excluidos debido a sus condiciones físicas, mentales o meramente raciales. 
 
La integración social constituye uno de los objetivos clave para muchas organizaciones y asociaciones, que, desde hace algún tiempo, han visto en el teatro un medio para conseguirla. A través del arte podemos llegar a la integración social y a la normalización de las personas con distintas capacidades, favoreciendo el desarrollo de habilidades psicomotrices, sociales y el pensamiento creativo. Las artes escénicas como el teatro o la danza se caracterizan por desarrollar lenguajes comunicativos propios y singulares. En ellas se mezclan expresiones lingüísticas, corporales, musicales y plásticas. 
 
A través del teatro una persona tiene la oportunidad de experimentar, de desarrollarse y crecer. La interpretación nos transporta a otro mundo donde es más fácil expresar nuestras opiniones y actuar conforme a lo que queremos o en armonía con lo que somos. Todo esto aporta la dosis necesaria de libertad para mejorar la calidad de vida de esas personas que se sienten diferentes. 
 
Según podemos leer en algunos manuales dedicados a la dimensión terapéutica del teatro, esta actividad trabaja con las áreas impedidas del campo físico o psíquico de las personas, ayudándolas a comprenderse a sí mismas, para revalorarse e intervenir en la sociedad desde su diferencia y unicidad. El objetivo principal es que esa persona recupere la autoestima y el sentido de la vida. Además, la conexión que se produce entre actor y espectador hace que el primero se sienta admirado y valorado, y obtenga la fuerza suficiente para enfrentarse al mundo real. 
 
No es difícil encontrar, cuando miramos cualquier guía o página de ocio, actuaciones u obras de teatro que destacan por sus protagonistas. Y no porque éstos sean famosos, sino porque tienen alguna capacidad o rasgo, considerado diferente, que llama nuestra atención. Invidentes que nos hacen ver, discapacitados que nos enseñan a superarnos, inmigrantes que nos muestran el valor de lo que tenemos, personas que consiguen que, durante unas horas, podamos meternos en su piel y comprender su situación. 
 
El teatro social no solo ayuda a estos grupos que sufren algún tipo de exclusión social a integrarse, sino que educa a todos los ciudadanos en el valor de la igualdad. A través de estas iniciativas, podemos descubrir que ellos también son capaces de crear otras realidades, magníficas, imposibles y bellas, que nos llevarán a plantearnos si las diferencias que antes veíamos no están solo en nuestra mente. 

Autora: Sara Baquedano.

 

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