El Festival de cine de Málaga ha alcanzado su mayoría de edad
haciendo de la 18ª la mejor edición de su historia. Esta celebración anual de
la cinematografía española reúne a los distintos sectores de la industria
propiciando, además del festival en sí, debates y foros para hacer pasar la ITV
a nuestro cine y servir de escaparate a las diferentes producciones nacionales.
Este año el eco que ha dejado el festival suena mucho más fuerte que en
ediciones anteriores, con un 10% más de público y un 12% más de recaudación,
sumado al notable impacto turístico y hotelero en la ciudad de Málaga que ha
recibido más de 1.300.000 euros de inversión directa.
Esta edición comenzaba marcada por la ausencia de grandes
nombres en la Sección Oficial, encontrándolos en otras categorías como el Premio Retrospectiva para Isabel Coixet, el Premio Málaga-Sur para
Antonio de la Torre o el Premio Eloy de la Iglesia para Paco León. A cambio de dichas grandes
figuras Málaga redescubría su sentido apostando por las óperas primas de nuevos
creadores como (entre otras) Requisitos
para ser una persona normal, de Leticia Dolera, Hablar, de Joaquín Oristrell (la
inauguradora del certamen), Los exiliados
románticos
de Jonás Trueba o A cambio de nada de Daniel Guzmán, la gran
triunfadora del festival. De esta manera el certamen se echa a las espaldas,
tras varias ediciones, la responsabilidad de “descubrir” el nuevo talento del
cine español aupando a directores noveles y consiguiéndoles una mayor repercusión
a sus películas, demostrando que es mucho #másqueunfestival.
Seis películas de la pasada edición del Festival de Málaga
recibieron este año nominaciones a los Goya, lo cual evidencia la faceta de
trampolín de proyectos que adquiere cada día este certamen. 10.000 Km
de Carlos
Marqués-Marcet o Todos están
muertos de Beatriz Sanchís son algunos
de los “novatos” a quienes triunfar en Málaga les valió una nominación de la
Academia. Esta edición, como aseguraba Juan Antonio Vigar, director del
festival, ha contado con la Sección Oficial más equilibrada de la década, al
haber triunfado muy distintos creadores, actores y películas, lo cual augura un
futuro prometedor para nuestro cine demostrando la riqueza de la diversa cantera novel.
Como lectura reseñable huelga decir que iniciativas como
esta demuestran que a pesar de las múltiples trabas, la cultura es rentable. Pese al asfixiante IVA cultural del 21% el
año pasado fue el más taquillero de la historia del cine español, y para esta
edición del Festival de Cine de Málaga se han presentado 1.714 películas,
contando entre ellas con 130 largometrajes españoles. ¿Hay crisis en el cine
nacional? Si leemos entre líneas, y no tan entre líneas, resulta evidente que
la crisis se revela únicamente en la falta de apoyo institucional. Las
películas a concurso contaban con diferentes tipos de financiación, desde la
autoproducción de Trueba, hasta el apoyo de cadenas de televisión como vemos en
Sexo Fácil, películas tristes de
Alejo Flah, pasando por el crowdfunding como
método salvavidas para producir un largometraje, utilizado en Techo y comida de Juan Miguel del
Castillo o en Cuento de Verano de
Carlos Dorrego, entre otras.
Para combatir este principal
achaque que sufre nuestro cine, se ha firmado en Málaga durante el festival un
importante convenio de colaboración para financiar el sector cinematográfico,
entre Audiovisual SGR y Natixis Coficiné, que “pondrá a disposición del sector
las herramientas financieras necesarias para promover su producción”. El
objetivo es paliar las dificultades económicas que impiden que los creadores españoles
compitan con los filmes extranjeros. El Festival de Cine de Málaga no acoge tan
solo producciones a punto de estrenarse o que buscan promoción, también es
escaparate de proyectos en desarrollo. Largometrajes, documentales, webdocs o
incluso series que aún se encuentran buscando financiación o colaboración han
utilizado el certamen como plataforma para darse a conocer. Encontramos así
nuevos proyectos como el largometraje Hazlo
por mí de Ignacio Pérez, o los documentales La primavera Rosa de Rafael Linares o Brain Doc de Manuel Jiménez.
Málaga deja un rastro difícil de
borrar, un eco que se repite a lo largo del año y que no se limita a galardonar
y celebrar las producciones españolas sino que propicia acuerdos, impulsa
proyectos y desarrolla actividades que beben de y dan de beber al festival. Todo
ello con el objetivo último de ofrecer el segundo aire del boxeador a las
medianas producciones nacionales, que se ahogan en la parafernalia de
festivales mayores pero que cuando se les da la oportunidad demuestran su raza
y su saber hacer, esperando que este año, al igual que ha ocurrido en ediciones
anteriores, alguna de estas producciones “nacidas en Málaga” pueda acabar con un
Goya en su mesilla de noche, o al menos con un camino más llano hacia su próxima
película.
Adriana Cardoso Navarro
Echoes of the Málaga Film Festival 2015
The Málaga Film Festival has reached the adulthood making of this 18th edition the best of its
history. This annual Spanish cinematography celebration meets every year
different sectors of the industry fostering talks and forums to evaluate our
cinema and serve as a showcase for the Spanish films. This year the festival’s
echoe is stronger than before, with a 10% more of spectators and a 12% more of incomes,
added to the big tourist impact on Málaga, which has received more than 1,300,000
euro on direct investment.
This edition started marked by the absence of
big names in the Official Section, finding it in other sections as the Retrospective Award for Isabel Coixet, the Málaga-sur Award for Antonio de la Torre or the Eloy
de la Iglesia Award for Paco León. In return, Málaga discovered its own sense,
betting for the new creators’ debuts as (among others) “Requisitos
para Ser una Persona Normal”, by Leticia Dolera, “Hablar”, by Joaquín Oristrell (the inaugurator of the event), “Los
Exiliados Románticos” by Jonás Trueba or “A
Cambio de Nada” by Daniel Guzmán, which was the great winner at this
18th edition. On this way the contest bears the responsibility for discover the
new Spanish cinema talent, bringing novel directors to success and getting them
a big media impact, demonstrating that it is much #morethanafestival.
Six
films of the last Málaga Festival edition received this year the Goya
nomination, highlighting the aspect of springboard for new projects that has
acquired this contest. “10,000
Km” by Carlos Marqués-Marcet or “They
Are All Dead” by Beatriz Sanchís are two of this novels directors whom winning in
Málaga served them to be nominated by the Academy. This year has been the most balanced
of the decade, as says the festival director Juan Antonio Vigar. Different
directors, actors and films have triumphed, and that’s good news for our cinema,
that ensures a promising future for this batch of directors.
It is important to notice that this kind of
events demonstrate that despite the obstacles, culture is profitable. In spite of the 21% cultural VAT, last year
was the most highest-grossing of all times in Spain, and for this edition of
the Málaga Film Festival 1,714 films were presented, including 130 feature Spanish
films. Is there a Spanish cinema crisis? If we read between the lines we found
just an institution support crisis. The films of the Official Section had
different kinds of sponsorship, from Trueba´s self production, to the support
of TV channels as in the last film by Alejo Flah, passing by the crowdfunding
employed in “Techo y Comida” by Juan
Miguel del Castillo or in “Cuento de Verano”
by Carlos Dorrego, among others.
To
combat the main ailment of our cinema, an agreement has been signed in Málaga,
between Audiovisual SGR and Natixis Coficiné, to finance the cinematograph
sector, that will make available the tools needed to promote the productions.
The objective is to palliate the economic hardships that restrain Spanish movies
to compete against foreign films. The Málaga Film Festival doesn’t receive just
films that are about to be released, but it is also a showcase for developing
projects. Feature films, documentals, webdocs, even series that are looking for
financing or collaboration, have used the event to make themselves known. That
is show we find new projects as the film “Hazlo por Mí” by Ignacio Pérez, or the documentals “La Primavera Rosa” by Rafael Linares or “Brain Doc” by Manuel Jiménez.
Málaga leaves a trace that will be hard to
efface, echoes that repeat along the year, which is not limited to reward and
celebrate the national productions but it propitiates agreements, boosts projects
and develops activities related to the Spanish cinema. The aim is to offer
breath to the median productions, that drown in big festivals but when they
receive the opportunity they prove their know-how. Let us hope that as happened
last year, some of this films “born in Málaga” will be able to end with a Goya
Award in their shelves, or at least, with an easier way to their next movie.
Adriana Cardoso Navarro
Review: Pilar Colomo
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