May 12, 2015

Ecos Festival de Málaga 2015


El Festival de cine de Málaga ha alcanzado su mayoría de edad haciendo de la 18ª la mejor edición de su historia. Esta celebración anual de la cinematografía española reúne a los distintos sectores de la industria propiciando, además del festival en sí, debates y foros para hacer pasar la ITV a nuestro cine y servir de escaparate a las diferentes producciones nacionales. Este año el eco que ha dejado el festival suena mucho más fuerte que en ediciones anteriores, con un 10% más de público y un 12% más de recaudación, sumado al notable impacto turístico y hotelero en la ciudad de Málaga que ha recibido más de 1.300.000 euros de inversión directa.

Esta edición comenzaba marcada por la ausencia de grandes nombres en la Sección Oficial, encontrándolos en otras categorías como el Premio Retrospectiva para Isabel Coixet, el Premio Málaga-Sur para Antonio de la Torre o el Premio Eloy de la Iglesia para Paco León. A cambio de dichas grandes figuras Málaga redescubría su sentido apostando por las óperas primas de nuevos creadores como (entre otras) Requisitos para ser una persona normal, de Leticia Dolera, Hablar, de Joaquín Oristrell (la inauguradora del certamen), Los exiliados románticos de Jonás Trueba o A cambio de nada de Daniel Guzmán, la gran triunfadora del festival. De esta manera el certamen se echa a las espaldas, tras varias ediciones, la responsabilidad de “descubrir” el nuevo talento del cine español aupando a directores noveles y consiguiéndoles una mayor repercusión a sus películas, demostrando que es mucho #másqueunfestival.

Seis películas de la pasada edición del Festival de Málaga recibieron este año nominaciones a los Goya, lo cual evidencia la faceta de trampolín de proyectos que adquiere cada día este certamen. 10.000 Km de Carlos Marqués-Marcet o Todos están muertos de Beatriz Sanchís son algunos de los “novatos” a quienes triunfar en Málaga les valió una nominación de la Academia. Esta edición, como aseguraba Juan Antonio Vigar, director del festival, ha contado con la Sección Oficial más equilibrada de la década, al haber triunfado muy distintos creadores, actores y películas, lo cual augura un futuro prometedor para nuestro cine demostrando la riqueza de la diversa cantera novel.

Como lectura reseñable huelga decir que iniciativas como esta demuestran que a pesar de las múltiples trabas, la cultura es rentable. Pese al asfixiante IVA cultural del 21% el año pasado fue el más taquillero de la historia del cine español, y para esta edición del Festival de Cine de Málaga se han presentado 1.714 películas, contando entre ellas con 130 largometrajes españoles. ¿Hay crisis en el cine nacional? Si leemos entre líneas, y no tan entre líneas, resulta evidente que la crisis se revela únicamente en la falta de apoyo institucional. Las películas a concurso contaban con diferentes tipos de financiación, desde la autoproducción de Trueba, hasta el apoyo de cadenas de televisión como vemos en Sexo Fácil, películas tristes de Alejo Flah, pasando por el crowdfunding como método salvavidas para producir un largometraje, utilizado en Techo y comida de Juan Miguel del Castillo o en Cuento de Verano de Carlos Dorrego, entre otras.
Para combatir este principal achaque que sufre nuestro cine, se ha firmado en Málaga durante el festival un importante convenio de colaboración para financiar el sector cinematográfico, entre Audiovisual SGR y Natixis Coficiné, que “pondrá a disposición del sector las herramientas financieras necesarias para promover su producción”. El objetivo es paliar las dificultades económicas que impiden que los creadores españoles compitan con los filmes extranjeros. El Festival de Cine de Málaga no acoge tan solo producciones a punto de estrenarse o que buscan promoción, también es escaparate de proyectos en desarrollo. Largometrajes, documentales, webdocs o incluso series que aún se encuentran buscando financiación o colaboración han utilizado el certamen como plataforma para darse a conocer. Encontramos así nuevos proyectos como el largometraje Hazlo por mí de Ignacio Pérez, o los documentales La primavera Rosa de Rafael Linares o Brain Doc de Manuel Jiménez.
Málaga deja un rastro difícil de borrar, un eco que se repite a lo largo del año y que no se limita a galardonar y celebrar las producciones españolas sino que propicia acuerdos, impulsa proyectos y desarrolla actividades que beben de y dan de beber al festival. Todo ello con el objetivo último de ofrecer el segundo aire del boxeador a las medianas producciones nacionales, que se ahogan en la parafernalia de festivales mayores pero que cuando se les da la oportunidad demuestran su raza y su saber hacer, esperando que este año, al igual que ha ocurrido en ediciones anteriores, alguna de estas producciones “nacidas en Málaga” pueda acabar con un Goya en su mesilla de noche, o al menos con un camino más llano hacia su próxima película.

Adriana Cardoso Navarro

Echoes of the Málaga Film Festival 2015

The Málaga Film Festival has reached the adulthood making of this 18th edition the best of its history. This annual Spanish cinematography celebration meets every year different sectors of the industry fostering talks and forums to evaluate our cinema and serve as a showcase for the Spanish films. This year the festival’s echoe is stronger than before, with a 10% more of spectators and a 12% more of incomes, added to the big tourist impact on Málaga, which has received more than 1,300,000 euro on direct investment.

This edition started marked by the absence of big names in the Official Section, finding it in other sections as the Retrospective Award for Isabel Coixet, the Málaga-sur Award for Antonio de la Torre or the Eloy de la Iglesia Award for Paco León. In return, Málaga discovered its own sense, betting for the new creators’ debuts as (among others) “Requisitos para Ser una Persona Normal”, by Leticia Dolera, “Hablar”, by Joaquín Oristrell (the inaugurator of the event), “Los Exiliados Románticos” by Jonás Trueba or “A Cambio de Nada” by Daniel Guzmán, which was the great winner at this 18th edition. On this way the contest bears the responsibility for discover the new Spanish cinema talent, bringing novel directors to success and getting them a big media impact, demonstrating that it is much #morethanafestival.

Six films of the last Málaga Festival edition received this year the Goya nomination, highlighting the aspect of springboard for new projects that has acquired this contest. “10,000 Km” by Carlos Marqués-Marcet or “They Are All Dead” by Beatriz Sanchís are two of this novels directors whom winning in Málaga served them to be nominated by the Academy. This year has been the most balanced of the decade, as says the festival director Juan Antonio Vigar. Different directors, actors and films have triumphed, and that’s good news for our cinema, that ensures a promising future for this batch of directors.

 It is important to notice that this kind of events demonstrate that despite the obstacles, culture is profitable. In spite of the 21% cultural VAT, last year was the most highest-grossing of all times in Spain, and for this edition of the Málaga Film Festival 1,714 films were presented, including 130 feature Spanish films. Is there a Spanish cinema crisis? If we read between the lines we found just an institution support crisis. The films of the Official Section had different kinds of sponsorship, from Trueba´s self production, to the support of TV channels as in the last film by Alejo Flah, passing by the crowdfunding employed in “Techo y Comida” by Juan Miguel del Castillo or in “Cuento de Verano” by Carlos Dorrego, among others.

To combat the main ailment of our cinema, an agreement has been signed in Málaga, between Audiovisual SGR and Natixis Coficiné, to finance the cinematograph sector, that will make available the tools needed to promote the productions. The objective is to palliate the economic hardships that restrain Spanish movies to compete against foreign films. The Málaga Film Festival doesn’t receive just films that are about to be released, but it is also a showcase for developing projects. Feature films, documentals, webdocs, even series that are looking for financing or collaboration, have used the event to make themselves known. That is show we find new projects as the film “Hazlo por Mí” by Ignacio Pérez, or the documentals “La Primavera Rosa” by Rafael Linares or “Brain Doc” by Manuel Jiménez.

Málaga leaves a trace that will be hard to efface, echoes that repeat along the year, which is not limited to reward and celebrate the national productions but it propitiates agreements, boosts projects and develops activities related to the Spanish cinema. The aim is to offer breath to the median productions, that drown in big festivals but when they receive the opportunity they prove their know-how. Let us hope that as happened last year, some of this films “born in Málaga” will be able to end with a Goya Award in their shelves, or at least, with an easier way to their next movie.

Adriana Cardoso Navarro

Review: Pilar Colomo

 

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