Nueve
mil quinientos veintiséis kilómetros. Para Justo Diéguez, esa distancia se
traduce en tres simples, pero claves, momentos de su vida: la fuga de la mina
de carbón de Utrillas, la creación y aprendizaje de un arte marcial, y el
entrenamiento de actores de la talla de Daniel Craig. Me tomarán por un
farsante, lo sé, pero esta historia es real, el niño que leía cómics se ha
convertido en el adulto que entrena a sus protagonistas.
La Sra.
Serrano trasladó a su hijo, Justo, con tan sólo un año de vida, desde
Villanueva del Río y Minas, municipio hispalense, hasta Utrillas, pueblo
turolense cuya principal fuente de ingreso era la minería carbonífera. Justo no
iba a ser menos y, pasados trece años de su llegada, ayudó limpiando galerías
junto a su padre. ¿Sus compañeros de trabajo? Presos que cumplían parte de su
condena realizando labores en la mina.
Fuera
de la mina, Justo leía comics que, involuntariamente, estaban fortaleciendo su
defensa ante los diversos peligros de afuera. La calle era un espacio en el que
la “supervivencia social” prevalecía sobre cualquier otro fin. Las peleas junto
al resto de chicos del pueblo eran el perfecto escenario para el ensayo de las
técnicas asimiladas a través de la lectura de los cómics.
Logró
abandonar esa vida y, gracias a las técnicas empleadas en el abandono, y al
aporte posterior de maestros en la materia, perfeccionó su propio arte marcial,
el “keysi”. Este arte marcial, impartido por instructores en buena parte del
planeta, hizo despegar a Justo Diéguez, aún no ha aterrizado. Transmitió su
estilo de combate a actores prestigiosos como J. J. Abrams, en Misión Imposible III, o Daniel Craig, en
007: Casino Royale.
El
carbón de Utrillas se convirtió en fuego en Hollywood. La materia prima se transformó
en un producto final más exitoso de lo esperado. Justo Diéguez leía los cómics
de los superhéroes contemporáneos cuando se aproximaba a la adolescencia,
Batman era su favorito. Recientemente ha entrenado a Christian Bale,
protagonista de la última entrega de Batman, El Caballero Oscuro. El héroe se ha convertido en aprendiz.
José María Gangoso.
From Utrillas to Hollywood
Nine thousand five hundred and
twenty six kilometers; This distance means three simple but important moments
in the Justo Diéguez’s life: the coal mine’s breakout from Utrillas, the
invention of a martial art and training actors of the stature of Daniel Craig. I
could be believed to be a liar, I know, but this is a true story. The kid, who
read comics, has grown into an adult who teaches aspiring actors.
Mrs. Serrano transferred his son
Justo, a 1-year-old kid, from Villanueva del Río y Minas to Utrillas, a village
famous for its coal mine. Thirteen years after Justo arrived he started helping
his father clean the mine shafts. Who were his colleagues? They were prisoners
who complied with their imprisonment in the mine.
Outside of the mine, Justo read
comics which, involuntarily, made him more resistant to the dangers that
surrounded him. The streets were a place where social survival was all
important. Fights between Justo and the village boys were the perfect scenario
for him to demonstrate the skills he had learnt from his reading.
Justo was able to abandon that way
of life, and thanks to the skills that he learnt from his martial arts masters,
he was able to perfect his own martial art, the ‘Keysi’. This form of martial
art helped to Justo to be grown-up. This martial art went on to be taught all
around the world. He taught his stylish fighting style to some famous actors
like J. J. Abrams, in Mission Impossible III, or Daniel Craig in Casino Royale.
The Utrillas’ coal became in fire in
Hollywood. His raw material had more success than anyone could imagine. Justo
Diéguez read some contemporary super hero comics before becoming a teenager. Batman
was his favorite comic. Recently, he coached Christian Bale, the main character
of the last Batman film, The Dark Knight Rises. The hero grew into the
apprentice.
Ruth Martín.
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