A bombo y platillo se
presentaba recientemente el último trabajo del vizcaíno Alex de
la Iglesia, “Las brujas de Zugarramurdi”, una comedia dramática con tintes,
o mejor dicho salpicaduras, de ese particular toque terrorífico-cómico que
ya había derivado en anteriores
ocasiones en éxitos rotundos, tal
fuera el caso de “El
día de la bestia”. Y es que esta miscelánea de
géneros, este fusionar elementos de índole dramático con escenas hilarantes
regocijadas en diálogos que bien podrían haber firmado el gran Mariano Ozores o
el mismísimo Luís García Berlanga, es un distintivo propio de este gran cineasta.
En este sentido, mucho
del contenido de este u otros films con la firma “de la Iglesia”, hace clara referencia a nuestro cine español, este tan maltratado como malentendido, este que consagró a tan grandes actores tales como López Vázquez,
Landa, Fernán Gómez
, y un etc, tan extenso que no nos cabría seguramente en este post o en otros
muchos más amplios.
El inicio del film nos
empuja directamente a la vorágine que
supone la acción trepidante que este mantiene durante todo su metraje. El
atraco de una gasolinera por parte de dos individuos a los que posteriormente
se les unirá un tercero, y que inician una huida hacia lo desconocido, una
huida que pudiéramos comparar con la de Janet Leigh
en “Psicosis”,
en la cual acabará encontrándose con peligros mucho más temibles que los que deja atrás.
Actores como Mario
Casas,
Hugo
Silva,
Carmen Maura, Carolina
Bang o Terele Pávez
entre otros, dan consistencia a una marabunta de efectos especiales en los que
la película se enmaraña, sobre todo en su parte final, donde un aquelarre tremebundo se apodera de
personajes y espectadores para devorarlos sin compasión como a su vez estas singulares brujas devoran a sus
víctimas.
Acción de vértigo a
raudales en una “película muy loca… a un
nivel antropológico”, como diría el director a los medios en su
presentación en Madrid. Una cinta marca de la casa, algo disparatada, pero
cumplidora en su función principal, que no es otra que la de entretener a un
público ávido de sensaciones.
Carlos Pérez
Some Witches of Vertigo
The last work of the Biscayan Álex de la Iglesia,
"The witches of Zugarramurdi", was recently presented to great
fanfare. It is a comedy-drama with dyes, or rather splashing, of a particular
terrifying-comical touch that had already resulted in previous occasions in
resounding successes; such is the case of "The day of the beast". And
this miscellany of genres, this blend of dramatic elements with hilarious
scenes in dialogues, that could well have signed the great Mariano Ozores or Luís
García Berlanga, is a distinctive characteristic of this great filmmaker.
In this sense, much of the content of this or any
other films with the mark of de la Iglesia
makes clear reference to our Spanish cinema; a cinema so mistreated and
misunderstood, which established great actors such as López Vázquez, Landa or
Fernán Gómez, among so many others that surely could not be written in this
post or in many others broader.
The beginning of the film pushes us directly to the
maelstrom of that fast-paced action which keeps during all the footage. The
robbery of a gas station by two individuals, later joined by a third party,
initiates a flight into the unknown, an escape that could be compared to the
Janet Leigh’s escape in "Psycho", in which she ends up finding much
more fearsome dangers than those left behind.
Actors such as Mario Casas, Hugo Silva, Carmen Maura,
Carolina Bang or Terele Pávez among others, give consistency to a jungle of
special effects in which the movie gets tangled, especially in its final part,
where a spooky coven seizes characters and spectators to devour them without
mercy, just like these unique witches devour their victims.
Action of vertigo in spades in a "very crazy
movie... to an anthropological level", as the director would say to the
media at the film presentation in Madrid .
A hallmark tape, somewhat foolish, but dutiful in its main function, which is
none other than entertaining an audience hungry for sensations.
Carlos
Pérez
Translation review: Elvira Salinas