Nov 29, 2013

Unas brujas de vértigo

A bombo y platillo se presentaba recientemente el último trabajo del vizcaíno Alex de la Iglesia, Las brujas de Zugarramurdi”, una comedia dramática con tintes, o mejor dicho salpicaduras, de ese particular toque terrorífico-cómico que ya  había derivado en anteriores ocasiones en éxitos rotundos, tal fuera el caso de “El día de la bestia”. Y es que esta miscelánea de géneros, este fusionar elementos de índole dramático con escenas hilarantes regocijadas en diálogos que bien podrían haber firmado el gran Mariano Ozores o el mismísimo Luís García Berlanga, es un distintivo propio de este gran cineasta.

En este sentido, mucho del contenido de este u otros films con la firma “de la Iglesia”, hace clara referencia a nuestro cine español, este tan maltratado como malentendido, este que consagró a tan grandes actores tales como López Vázquez, Landa, Fernán Gómez , y un etc, tan extenso que no nos cabría seguramente en este post o en otros muchos más amplios.

El inicio del film nos empuja directamente a la vorágine que supone la acción trepidante que este mantiene durante todo su metraje. El atraco de una gasolinera por parte de dos individuos a los que posteriormente se les unirá un tercero, y que inician una huida hacia lo desconocido, una huida  que pudiéramos comparar con la de Janet Leigh en “Psicosis”, en la cual acabará encontrándose con peligros mucho más temibles que los  que deja atrás. 

Actores como Mario Casas, Hugo Silva, Carmen Maura, Carolina Bang o Terele Pávez entre otros, dan consistencia a una marabunta de efectos especiales en los que la película se enmaraña, sobre todo en su parte final, donde un aquelarre tremebundo se apodera de personajes y espectadores para devorarlos sin compasión como a su vez  estas singulares brujas devoran a sus víctimas.

Acción de vértigo a raudales en una “película muy loca… a un nivel antropológico”, como diría el director a los medios en su presentación en Madrid. Una cinta marca de la casa, algo disparatada, pero cumplidora en su función principal, que no es otra que la de entretener a un público ávido de sensaciones.
 

Carlos Pérez

                                             Some Witches of Vertigo                                    



The last work of the Biscayan Álex de la Iglesia, "The witches of Zugarramurdi", was recently presented to great fanfare. It is a comedy-drama with dyes, or rather splashing, of a particular terrifying-comical touch that had already resulted in previous occasions in resounding successes; such is the case of "The day of the beast". And this miscellany of genres, this blend of dramatic elements with hilarious scenes in dialogues, that could well have signed the great Mariano Ozores or Luís García Berlanga, is a distinctive characteristic of this great filmmaker.


In this sense, much of the content of this or any other films with the mark of de la Iglesia   makes clear reference to our Spanish cinema; a cinema so mistreated and misunderstood, which established great actors such as López Vázquez, Landa or Fernán Gómez, among so many others that surely could not be written in this post or in many others broader.

The beginning of the film pushes us directly to the maelstrom of that fast-paced action which keeps during all the footage. The robbery of a gas station by two individuals, later joined by a third party, initiates a flight into the unknown, an escape that could be compared to the Janet Leigh’s escape in "Psycho", in which she ends up finding much more fearsome dangers than those left behind.

Actors such as Mario Casas, Hugo Silva, Carmen Maura, Carolina Bang or Terele Pávez among others, give consistency to a jungle of special effects in which the movie gets tangled, especially in its final part, where a spooky coven seizes characters and spectators to devour them without mercy, just like these unique witches devour their victims.

Action of vertigo in spades in a "very crazy movie... to an anthropological level", as the director would say to the media at the film presentation in Madrid. A hallmark tape, somewhat foolish, but dutiful in its main function, which is none other than entertaining an audience hungry for sensations.  

Carlos Pérez
Translation review: Elvira Salinas

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