Dentro de una misma
historia sea del color que fuere, pueden incluirse a su vez otras tantas que
aporten a la principal esa vitamina suplementaria para que el mosaico
argumental resultante acapare de forma mucho más contundente la atención del
espectador más reacio. Hay muchos factores que intervienen en esta táctica
pulida y perfeccionada a lo largo de los años por guionistas, productores y
directores, que trata imperiosamente en confluir en ese punto neurálgico del
éxito, que tan esquivo y difícil resulta para la mayoría. Guiones portentosos,
planos imposibles, bandas sonoras de ensueño, y otros tantos ases que el tahúr
de turno ha de manejar para establecer esa jugada maestra merecedora del Óscar.
Pero aparte de cómo está estructurada cualquier trama, hemos de fijarnos qué
punto de vista se adopta con respecto a cada uno de sus personajes, o más
bien donde se establece esa marca de
protagonista que los respectivos guionistas han creído oportuno otorgar a uno u otro personaje, y que curiosamente
dependiendo de que este o aquel ostente este título en los créditos, la
historia variará ostensiblemente.
En este caso es Henry James, el autor de, ”¿Qué
hacemos con Maisie?”, la novela original de la cual beben
con sumo provecho los guionistas Carrol
Cartwright y Nancy Doyne, que habilitan para el Nueva York actual, una
historia desarrollada en el Londres de 1897; el que elige como principal referente el punto de vista de
una paciente y resignada niña, que desde su indefensa y denostada posición es
testigo impasible, salvo por una única y desconsoladora lágrima, de la
negligente actitud de unos padres que en un frenético ejercicio de
irresponsabilidad, zarandean un convulso matrimonio hasta el punto de implicar
a terceras personas, que a la postre serán una tabla de salvación para la inocente Maisie.
Scott McGehee
y David
Siegel son los encargados de dirigir una cinta cargada
de egoísmos camuflados entre rictus lacrimógenos ,
trifulcas en pos de una custodia que en el fondo ninguno desea y clases
magistrales sobre cómo unos padres se desentienden de su hija sin que nadie les
reproche ni una coma del asunto; pero también entre toda esa podredumbre
humana, un atisbo de cordura, buena fe y esperanza, aclaran de alguna manera el
negro horizonte que se cierne sobre la
niña, una niña que se erige como verdadero centro gravitatorio de todo lo que a
su alrededor sucede, dejando en segundo plano temas recurrentes en otras muchas
cintas, (si tal o cual progenitor es más o menos merecedor de la salvaguardia
de su hija), un remolino de inocencia que acaba engullendo cualquier
despropósito adulto.
Julianne Moore,
Steve
Coogan, Alexander Skarsgard,
y Joanna
Vanderham, dan vida a los cuatro personajes que
entran y salen de la vida de Maisie, interpretada magistralmente por Onata Aprile,
sin duda lo mejor de un film ya de por sí sobrio, bien estructurado y rebosante
de sentimiento, ingrediente indispensable para toda historia que aspire a
perpetuarse en la memoria de cualquier espectador.
Carlos Pérez
What Maisie Knew
Whatever it is about, within a same story many other
elements can be included at the same time that contribute to the principal strand
to get more forcefully the viewers’ attention. There are many factors involved
in this tactic, very well-polished over the years by scriptwriters, producers
and directors. This aims to achieve success, something as elusive as difficult
for the majority. Portentous scripts, impossible shots, dream-like soundtracks,
and many other aces up one’s sleeve are needed to create that masterpiece which
is worth of an Oscar. But apart from the way any plot is structured, we have to
focus on what point of view is adopted
by each character, or what the level of importance assigned to each
character is. Not by chance, the story will vary considerably depending on
whether this or that holds certain title in the credits.
In this case it is Henry James the author of "What Maisie knew ", the original novel from which the writers Carroll Cartwright and Nancy Doyne have
taken advantage of. They are
developing in the current New York a story
which was developed in London
in 1897. A story developed from the point of view of a patient and resigned
girl, who becomes an impassive witnesses of the negligent attitude of her
parents, who take a troubled marriage to the point of involving third parties,
who eventually will be the hope of salvation for the innocent Maisie.
Scott
McGehee and David Siegel direct a film full of selfishness in disguise:
crocodile tears, brawls for a custody which no one really wants and master
classes on how her parents shun their daughter and anyone says a thing.
However, besides all this human corruption, we see a glimpse of sanity, faith
and hope, brightening somehow the black horizon looming over the girl, a girl
who stands as real gravitational center of the film,, leaving aside common
themes, (which one is more or less deserving of the safeguarding of the girl).
She represents a swirl of innocence that puts an end to any adult nonsense.
Julianne
Moore , Steve Coogan, Alexander
Skarsgård, Joanna Vanderham, bring to life the four characters who enter and
leave the life of Maisie, starring masterfully Onata
Aprile, certainly the best
of a sober film, but also well-structured and brimming with feelings, - an
essential ingredient for any story that aspiring to remain in the memory of any viewer.
Carlos
Pérez
Translation
review: Elvira Salinas
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