Dec 17, 2013

12 años de esclavitud

 
Libertad, quizá sea una de las más hermosas y universales  palabras que un ser humano ha pronunciado a lo largo de la historia desde que tiene conciencia de lo que ello supone. La privación de esta bendita condición, ha supuesto en infinidad de ocasiones el castigo más duro que haya podido aplicar el hombre a sus semejantes. Castigos necesarios cuando se cometen actos delictivos y en muchos de los casos justos, avalados por un sistema judicial que tira de grillete cuando no recurre a medidas más drásticas como la pena capital.

 Mucho más grave es el asunto si los “delitos” que han llevado a una persona a perder su status de libertad, son el provenir de tierras con un nivel de desarrollo inferior  en las que otros seres humanos se creen con la potestad de hacerlas suyas  sometiendo a todos los individuos que allí residen. Si además añadimos un color de piel distinto, obtenemos el cóctel perfecto para que pueblos enteros acabaran bajo el yugo asfixiante de la esclavitud.


En 1850, un culto músico negro, libre y bien situado, residente en un país donde muchos de sus congéneres aún sirven a sus amos bajo la amenaza del látigo o en su defecto más cruento, la horca, se ve  envuelto en una vil  trampa en la que cae sin remedio arrastrando consigo también a su preciada libertad. Del relato que Solomon Northup escribiera más tarde, en el cual narraba los años de humillaciones, maltratos y desdichas de toda índole, que le habían acontecido en este singular infierno que compartió junto con otras tantas personas de su misma raza,  empieza a gestarse, “12 años de esclavitud”, la película que en estos días podemos disfrutar en muchas de las salas del país.


Steve MacQueen a la dirección y John Ridley perfilando un guión sobresaliente, dan un plus de magnificencia  a una historia con solera propia, una de esas historias con ese peso específico que requiere de una mano izquierda que sepa doblegarlas a la hora de llevarlas a la gran pantalla sin que ésta pierda por el camino parte de  esa chispa necesaria que anuda al espectador ese lazo en la garganta, claro indicador de que el film  transmite buenas sensaciones. De esto  sobre todo, se encargan los protagonistas de esta dura cinta, dura y  realista, sin artificios de por medio que innecesariamente echarían más leña a un ya de por sí vivo fuego. Maremagnun de sentimientos que negros y blancos van tejiendo produciendo un tapiz de desdichas monocolor. Un sorprendente y magnífico Chiwetel Ejiofor en la piel de Solomon Northup, actuación que debería dar que hablar para bien en la entrega de los  próximos  Óscar, al igual que el gran trabajo de una prometedora Lupita Nyong’o (Patsey), que alcanza sublimes cotas a la hora de encarnar un papel tan duro como incómodo. Brillante también el resto del reparto, Michael Fassbender, Paul Giamatti, Benedict Cumberbatch, y un breve pero contundente Brad Pitt, entre otros tantos que configuran un film rotundo, grande en su realización, engalanado con un sutil trazo del más puro y sencillo realismo, que nos deja pegados a una pantalla llena de injusticias salpicada de hipócritas plegarias y aderezada con esa pizca de esperanza que hila de principio a fin una historia que bien merece una gran película.   
Carlos Pérez

                                              12 Years a Slave


Freedom, perhaps one of the most beautiful and universal words that a human being has pronounced throughout history since he is aware of what this means. The deprivation of this blessed condition has been in countless occasions the hardest punishment a man has been able to apply to their fellows. Punishments which are necessary when committing criminal acts, and fair in many cases , supported by a judicial system that resorts to shackle or even more drastic measures such as the death penalty.

It is much more serious if the "crime" that has led a person to lose his  freedom, is to come from lands with a lower level of development where other human beings believe they have  power to subject all individuals residing there. If we also add a different skin color, we get the perfect cocktail so that entire villages ended up under the oppressive yoke of slavery.

In 1850, a cultured black musician, free and financially secure, residing in a country where many of his peers still serve their masters under the threat of the whip or, what’s worst, the gibbet, is involved in a vile trap into which he falls hopelessly dragging with his cherished freedom with him. From the story that Solomon Northup wrote later, describing years of humiliation, mistreatment and misfortunes of any kind, that he had suffered in this singular hell, shared along with so many others of his same race, starts to take shape "12 years a slave", the film we can enjoy  these days in many auditoriums of the country.

Steve MacQueen as the director and John Ridley outlining an outstanding script, suppose a plus of magnificence for a story with its own character, one of those important stories that requires a person who knows how to treat them to take them to the big screen without losing part of that necessary spark which hooks the spectator; a clear indicator that the film conveys good feelings. The responsible for this are the actors in this tough, hard and realistic film, without artifice  which would unnecessarily fuel an already live fire. A mix of feelings that blacks and whites create producing a one-color tapestry of misfortunes. A surprising and superb Chiwetel Ejiofor as Solomon Northup; a performance that should be taking into account for the upcoming Oscars, as well as the great work of a promising Lupita Nyong'o (Patsey), which reaches sublime heights when it comes to embody a role as hard as uncomfortable. Brilliant also the rest of the cast, Benedict Cumberbatch, Michael Fassbender, Paul Giamatti, and a brief but hard-hitting Brad Pitt, among many others who form a blunt, big in its realization, film adorned with a subtle stroke of pure and simple realism, that left us stuck to a screen full of injustices,  hypocritical prayers and with that bit of hope that creates a story which deserves a great movie from beginning to end.

Carlos Pérez

Translation review: Elvira Salinas

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