Enorme es la
satisfacción y el cosquilleo gratificante que nos recorre de arriba abajo,
cuando descubrimos, en esa búsqueda poco ilusionante a sabiendas de que el ejercicio
del zapping nos llevará la mayoría de las veces a un despropósito tras otro en
nuestra más que mermada y paupérrima parrilla televisiva, cuando nos damos de
bruces con una serie que poco o nada
tiene que ver con el formato de producto comercial elaborado casi
exclusivamente para elevar sea como fuere el nivel de audiencia.
“True Detective”, quizá rebase esa línea que está fuera del
alcance del televidente que se contenta con algo menos sofisticado y fácil de
digerir, para adentrarse mucho más allá y subir un peldaño en esa escala de calidades
en la que esta suculenta vianda se reserva solamente para grandes gourmets. Y
es que hay que pertrecharse con el mejor equipo para ponerse a degustar un
plato fuerte como el que nos ofrece Nic Pizzolatto.
Nada de medias tintas, ni de mirar de reojo la pequeña pantalla, en esto de prestar
atención a lo que los responsables de la serie han mimado en exceso para que
cada detalle requiera la mayor concentración posible.
Podríamos
sugerir tópicos anodinos como el de, “lo bueno si breve, dos veces bueno”,
aunque en esta ocasión saben a poco los
ocho capítulos de los que consta esta primera temporada que se saldó con récord de audiencia en HBO, 4,9 millones de
espectadores.
La fórmula
magistral de hacer recaer el peso específico de la serie en los dos
protagonistas (Matthew
McConaughey y
Woody
Harrelson), dos actores en estado de gracia,
(aludimos al recién oscarizado
McConaughey), es uno de los engranajes mejor engrasados con los que el
director Cary
Fukunaga cuenta a la hora de encandilar a
propios y extraños en ese extenso intervalo de tiempo (1995-2012) en el que los
cambios en la vida personal de los personajes deben verse reflejados.
Paisajes idílicos,
planos secuencia de los que nunca nos cansaríamos de volver a visionar,
embebidos por una banda sonora a cargo del incontestable T.Bone Burnett,
que pone la guinda o quizá en esta ocasión algo más, con canciones de Dylan,
Nick
Cave o Bo Diddley
. El tema de los títulos de crédito, “Far from any road”, de
The Handsome family, ya no podría subsistir
sin el soporte visual al que acompaña. De igual modo el tema final,
“The angry river”, representa ese halo
hipnótico que de alguna manera envuelve a la serie.
A esto le
sumamos las referencias literarias de las que está influenciada la serie.”The King in yellow”, de Robert W.
Chambers, otros autores como Raymond Chandler,
H.P.Lovecraft
o Nietzsche.
Otro punto de inflexión del que obviamente debe partir un trabajo que pretende
sobresalir del resto.
Naturalmente, ya
se cuece una segunda temporada en la que según declaraciones de los
protagonistas, no serán ellos quienes encarnen esta vez a los dos detectives,
pero sí que Pizzolatto dejó caer lo
siguiente: “Es muy pronto, pero os digo que irá de mujeres duras, hombres malos
y la historia secreta del sistema de transportes de EE.UU”.
Carlos Pérez
Series with own authenticity
Huge is the satisfaction and the rewarding tickling that
crosses us from head to toe when, while zapping, we discover a series that has
little or nothing to do with the format of commercial product produced almost
exclusively to raise the level of audience. "True Detective" may cross that line which is out of reach of the
viewer who is content with something less sophisticated, easy to digest. It
goes far beyond and climbs a rung of that scale of qualities where this
succulent food is reserved only for gourmets. And one’s got to provide oneself
with the best equipment to get to taste a dish like the one who Nic Pizzolatto is offering us. The responsible for the series have pampered excessively
every detail so that it requires the highest concentration.
We could suggest bland topics like, "What's good,
when brief, is twice as good", although in this occasion the eight
chapters of this season, which ended with a record of audience on HBO, 4.9
million viewers, are not enough.
The ingenious formula of focusing the series on the
two protagonists (Matthew McConaughey and Woody Harrelson), two actors in State of grace, (McConaughey has been
awarded an Oscar), is one of the director’s key, Cary Fukunaga,
to dazzle friends and strangers in that extensive interval of time (1995-2012) on
which the changes in the personal lives of the characters must be reflected.
Idyllic landscapes, sequences that you can’t get
enough of, a great soundtrack by T.Bone Burnett,
which is just icing on the cake or perhaps on this occasion something more,
with songs by Dylan, Nick Cave
and Bo Diddley. The opening song, "Far from any road", by The Handsome family, couldn’t survive anymore without visual support. In
the same way the closing theme, "The angry river", represents this hypnotic aura that somehow involves
the series.
In addition, there are many literary references that influence
the series. "The King in
yellow" by Robert W. Chambers another authors such as Raymond Chandler, H.P.Lovecraft or Nietzsche;
another turning point to be taken into account for a series which wants to
stand out from the rest.
Naturally there will be a second season but according
to the protagonists’ statements, they will not embody this time the two
detectives, but Pizzolatto said the
following: "it is very soon, but I say unto you, that it shall be about
women, evil men and the secret story of the system of transport of the US".
Carlos
Pérez
Translation
review: Elvira Salinas
No comments:
Post a Comment