Extraviadas
en el limbo más nebuloso de la memoria, a veces nos encontramos con esas
razones, poderosas o no, de las cuales hemos de echar mano a la hora de dar el
crédito necesario a ese dictamen final que desemboca en la aprobación o
desaprobación del trabajo de un cineasta. Y es que las comparaciones con esta o
aquella cinta que vimos en este o aquel lugar, con esta o aquella persona,
están ahí al pie del cañón para colocar convenientemente en ese ranking
personal de cada uno, a la presente en cuestión.
El
5º trabajo de John Turturro no escapa a esta dinámica poco provechosa la
mayoría de las veces, si aplicamos lo odioso del término comparativo a
cualquier escala. Aprendiz de gigoló es a fuerza de establecer esa conjunción entre el
director neoyorquino y los parámetros propios e inconfundibles de un maestro en
esto de hacer casi propio lo ajeno, como es el genuino Woody Allen: una
miscelánea bien emulsionada donde la fusión Allen-Turturro cobra una dimensión
digna de los mayores elogios, bien sea preceptivo o no, echar la vista atrás a
estos a veces condicionantes trabajos anteriores.
Comedia
ácida en la que el arte de seducción de la escuela Allen llena en gran medida
la pantalla, esta vez a través de su pupilo en estas lides, Fioravante (John Turturro), quien no
podía haber escogido mejor “partener” y a su vez mejor actor para dar vida a
este proxeneta aficionado, sin edad obviamente para estos menesteres. El
creador de Annie Hall,
Hannah
y sus hermanas o Midnight
in Paris es un pez
aleteante y feliz en las aguas preparadas al efecto para que este monstruo de
la interpretación deje su sello inconfundible e incontestable, lo que para un
servidor es lo mejor de la cinta.
Turturro
no le va a la zaga en ese tándem tan bien establecido en el que los dos bogan
en la dirección correcta, aunque quizá sólo sea esta la buena, si nos paramos a
analizar un titubeante guión que nos lleva a demasiados sitios sin haber
concretado el final de ninguno. Varios caminos nos muestra el director
neoyorquino a la hora de aventurarnos en el visionado de la misma, sin llegar a
señalizar claramente cuál de ellos es el que debemos seguir. Tres exuberantes
féminas: Sharon Stone, Sofía Vergara y Vanessa Paradis,
ponen la guinda a este divertido cóctel de caricaturas semitas, gigolós
desmotivados y abuelos proxenetas.
Fading Gigolo
Lost in the memory´s most nebulous limbo, sometimes we
have these reasons, powerful or not, which we used to provide the necessary
credit to this final report leading to the approval or disapproval of the work
of a filmmaker. Comparisons with this or that film we saw in this or that
place, with this or that person, are there ready and waiting to be conveniently
placed in that personal ranking of each, to the present in question.
The 5th work of John Turturro
is, most of the time, no exception to this not very helpful dynamic if we apply
the hateful comparative term at any scale. "Fading Gigolo" is
by force establishing that conjunction between a New Yorker director and the own
and unmistakable parameters from a master in making almost his own what is
other people´s, as it is the genuine Woody Allen;
a well emulsified miscellany where the fusion Allen-Turturro takes on a
dimension worthy of the highest praises, whether mandatory or not, looking back
on these sometimes determining earlier works.
Acid comedy in which the art of seduction of Allen´s school largely fills the screen, this
time through his pupil, Fioravante (John Turturro), who could not have chosen a
better partner and at the same time best actor to give life to this amateur
pimp, obviously too old for these purposes. The creator of "Annie Hall", "Hannah and her sisters" or "Midnight in Paris" is a flipping and a happy fish in water prepared to
the effect so that this genius of interpretation leaves his unmistakable and
undeniable mark: which for me is the best of the film.
Turturro is not behind in that so well-established duo
which both row in the right direction, albeit perhaps this is the only good
one, if we stop to analyze a faltering script that leads to too many sites
without having developed the end of any of them. The New Yorker director shows
us several ways when
it comes to venture ourselves into its viewing, without clearly indicating
which of them is the one we should follow. Three exuberant women: Sharon Stone, Sofía Vergara
and Vanessa Paradis, put the icing on this fun cocktail of semitic
caricatures, unmotivated gigolos and pimps grandparents.
Carlos
Pérez
Translation
review: Pilar Colomo.
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