Una película feminista que grita en contra de las imposiciones sociales.
El pasado 22 de Junio en el marco del ciclo 30 años, se llevó a cabo la proyección de El despertar de las hormigas, con la presentación por parte de Amaya Izquierdo, coproductora de la película. Quien destacó la importancia de la película para el país, ya que su impacto contribuye a la creación de una ley de cine y a la preservación del fondo nacional que existe desde el 2017.
La cinta es el primer largometraje de la costarricense Antonella Sudasassi Furniss, quien en el 2015 comenzó el proyecto, con el que buscaba explorar el mundo de la sexualidad en las diferentes etapas vitales de la mujer. El largo camino para materializarlo, parte de la necesidad de continuar el legado de otras cineastas que la preceden y a la vez ser pionera en la construcción de la industria cinematográfica en la región.
El filme del año 2019, ha participado en la Sección Forum del Festival Internacional de Cine de Berlín, en el Festival de Málaga de Cine en Español, Sección Oficial (2019) y obtuvo el premio del Jurado en el Festival Internacional de Seattle (2019)
La historia se desarrolla en un pueblo de Costa Rica, donde Isabel interpretada por Daniela Valenciano, es una joven mujer quien se encarga de los quehaceres de la casa, de sus hijas, de su esposo y de los trabajos de costura que le encargan sus vecinas, amigas y familiares. Eso le inculcaron, y eso le inculca a sus hijas. Isabel es buena madre, buena esposa, buena nuera. Cuando se ve presionada para tener otro hijo, el varón, una serie de revelaciones le llevan a enfrentarse consigo misma, su entorno y su familia. Las costumbres, el calor, su larga cabellera, los insectos que invaden hasta los espacios más íntimos y la presión de su familia, empiezan a torcer la imaginación de Isabel. Quien pensando en sus cargas no desea tener más hijos, ni encargarse ella sola de los quehaceres. Ella quiere tiempo para sí misma, quiere tener sexo solo cuando lo desee, ser complacida, comprar telas para confeccionarse un vestido y salir a bailar con su marido.
Como Antonella Sudasassi comenta, con El despertar de las hormigas quiso "reflexionar sobre esas pequeñas acciones que día a día nos van enseñando a complacer, servir, atender, estar casadas, ser madres, ser para los demás. Enseñanzas que no surgen de la mala intención, sino de la costumbre".
Esta obra aspira a la transformación
social a través del cine y la pedagogía. Un ambicioso planteamiento, que a
través de darle voz a una violencia fantasma, expresa los machismos
normalizados. La película además explora el mundo interior de su protagonista, escenificando
sus conflictos a través de pesadillas y ensoñaciones de una gran riqueza
simbólica. Un discurso que se pone en cada detalle del filme, como el hecho de
que Isabel sea costurera y viva entre moldes y patrones. Así como un día decide
colocarle boleros a un vestido, ella decide romper los patrones de su vida,
cortar su cabello, el de sus hijas y el silencio.
Juan Manuel Hormaza
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