El pasado 24 de junio llegó a Netflix el esperado remake coreano de La Casa de Papel, dejando un sabor amargo.
Victoria Sotomayor
Título original: Money Heist: Korea – Joint Economic Area
Dirección: Kim Hong-sun
Año: 2022 (temporada 1)
Duración: 6 capítulos de 70 minutos
Nacionalidad: Corea del Sur
Género: Serie de TV | Thriller | Acción |
Remake
Guion: Kim Hwan-chae, Choe Sung-jun, Ryu
Yong-jae | Serie: Álex Pina
Distribuidora: Netflix
Productora: BH Entertainment Co. Ltd., Zium
Content.
Reparto: Yoo Ji-tae, Park Hae-soo, Jun
Jong-seo, Kim Yoon-jin, Kim Sung-oh, Lee Kyu-Ho, Park Myeong-hoon, Lee Joo-bin,
Lee Won-jong, Kim Ji-hoon, Jang Yoong-ju, Lee Hyun-woo, Lim Ji-yeon
Disponible en: Netflix
Que Netflix Corea
anunciase su propia adaptación de La Casa de Papel tras el éxito
del fenómeno español no fue algo descabellado, teniendo en cuenta el auge de la
industria en los últimos años. Tras meses de espera, este remake ya está
disponible en la plataforma y se encuentra nada menos que en el Top 10 de Novedades
más vistas.
Corea del Norte y del Sur
están en un futuro no muy lejano unificadas. Sin embargo, esta unión ha hecho
que los ricos sean más ricos, y los pobre más pobres, lo que crea un entorno de
descontento generalizado. Entonces, El Profesor recluta a talentosos ladrones
de ambos países para concretar un robo a la Casa de la Moneda de Corea. A su
vez, la policía de ambos bandos deberá cooperar para detenerlos.
Si bien es cierto que lo
normal en las adaptaciones es que se siga la estela de la original, en el caso
de La Casa de Papel:
Corea es exagerado. Y ese es su talón de Aquiles. En su
intento por no desligarse mucho de su predecesora para intentar retener a esa
audiencia han creado una réplica casi exacta que no aporta nada nuevo.
La trama principal y la
mayoría de las subtramas están calcadas. De hecho, hay escenas idénticas, lo
cual hace que el espectador que haya visto la versión española no pueda evitar
comparar ambas series en todo momento, aunque sea de manera inconsciente.
Y lo mismo ocurre con los personajes. Parece como si quisiesen ser iguales a los originales, llegando a incorporar aspectos específicos como el gesto nervioso del Profesor al colocarse las gafas o la icónica risa de Denver. Y esta clase de detalles es lo que hace que la serie no posea personalidad. Sí, el contexto político es diferente, pero teniendo en cuenta todo lo demás no es suficiente.
El aspecto más llamativo
y diferencial probablemente es la fuerza de los personajes. El cuadro
psicológico de los españoles estaba claro: todos eran totalmente diferentes y
destacaban por sí mismos. En su versión coreana, no ocurre esto. Los protagonistas
no poseen ese carisma que Alba Flores, Pedro Alonso o Úrsula Corberó
otorgaron a sus personajes. Incluso la versión coreana de Arturito no es tan
insoportable. Y esto es normal, al final y al cabo la diferencia
cultural es notoria. Pero precisamente por esto no tiene mucho sentido que
hayan querido ser tan fieles a la versión de Álex Pina.
Pese a ello, cabe
destacar que la serie tiene buen elenco. Hay buenos actores y actrices
que, además, son conocidos internacionalmente, lo cual puede llegar a crear
simpatía con el público (el Berlín coreano apareció en El juego del calamar
y la Inspectora fue una de las protagonistas de la serie Lost).
Tomando la serie como producto independiente es entretenida. Es una versión que va más al grano y que ofrece más misterio en cuanto a los personajes, ya que apenas se conoce nada de ellos más que lo que narra Tokio al principio del capítulo.
Además, tiene ese halo
de crítica política gracias a la contextualización, lo cual es interesante
porque esto mismo es lo que consigue que se diferencie de la versión española: más
política y menos relaciones en el atraco.
En definitiva, La Casa
de Papel: Corea es una buena serie, pero el hecho de que sea tan fiel a
la creada por Álex Pina hace que no tenga ese factor sorpresa ni esa
emoción para quienes conocen la historia.
Como serie individual se
puede disfrutar, pero es imposible cuestionarse si era necesaria. Y es
que podían haber hecho algo propio, ya fuese haber extendido la leyenda de la
banda haciendo su propia continuación -es decir, que los atracadores españoles fuesen
la inspiración para bandas de otros países- o bien haber creado tramas propias
utilizando parte de la versión original.
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