‘La chica danesa’, una representación digna de la transexualidad
Victoria Sotomayor
Título original: The Danish Girl
Dirección: Tom Hooper
Año: 2015
Duración: 120 minutos
Nacionalidad: Reino Unido
Género: Drama | Romance | Transexualidad
| Basado en hechos reales
Guion: Lucinda Coxon | David Ebershoff
(novela)
Distribuidora: Focus Features
Productora: Focus Features, Working Title
Films
Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander,
Matthias Schoenaerts, Amber Heard, Ben Whishaw, Sebastian Koch, Victoria Emslie,
Richard Dixon, Emerald Fennell, Helen Evans, Michael Gade Thomsen, Alicia
Woodhouse, Adrian Schiller
Disponible en: Movistar+
El avance de la sociedad
ha logrado que cada vez haya más productos audiovisuales donde la representación
LGTBIQ+ es más usual, diversa y, sobre todo,
respetuosa. Ya no se centra únicamente en presentarlos como personajes marginados,
torturados o siendo el alivio cómico de una producción. Cada vez hay historias
más variadas, más humanizadoras y menos melodramáticas. Esta humanización y
representación digna es lo que ocurre en ‘La chica danesa’.
Einar Wegener (Eddie
Redmayne) y su esposa Gerda (Alicia Vikander) son una pareja de
artistas de Copenhague. Un día, Gerda le pide a su marido que sustituya a una
modelo para terminar un cuadro. Lo que comienza como un juego entre la pareja
donde Einar se divierte interpretando a Lili, acaba siendo un viaje de
autodescubrimiento donde se pone a prueba todo lo que creía conocer sobre su
persona.
Si bien es cierto que el miedo social al qué dirán está presente en la película, ese no es el punto clave de la historia. El foco de la cuestión está en el viaje de la propia Lili. En esas dudas, en esa confusión, en ese autodescubrimiento que atraviesa el personaje desde el principio del filme. Ese algo al que no es capaz de ponerle nombre por miedo propio, por desconocimiento de la época, o por una mezcla de ambas.
Es cierto que hay muchos
aspectos que no se reflejan en el guion y que, por tanto, el espectador no
escucha en palabras de los propios personajes. Sin embargo, sí está
representado visualmente gracias a unos detalles fílmicos muy cuidados.
La puesta en escena, la
iluminación, así como los diferentes planos y, en especial, el trabajo actoral constituye
un combo perfecto que ayuda a comprender esa transición por la que está
pasando Lili. Una transición que es lenta -propia del autodescubrimiento- que
acompaña de igual manera a un ritmo pausado del filme. A diferencia de otras
películas donde la acción sobreviene a los personajes y estos se deben adaptar
a las circunstancias, en ‘La chica danesa’ ocurre lo contrario: los
personajes son quienes construyen el ritmo.
Más allá de la historia,
lo que hace que esta película sea tan magnética es la pareja protagonista.
La actuación de Redmayne es excelente. El espectador puede vislumbrar
esa lucha interna que está teniendo lugar en el personaje viendo sus
movimientos y sus expresiones delicadas, y hasta su forma de hablar tan
particular en este filme. Su interpretación permite ver cómo Lili, poco a poco,
va siendo más libre. Y no solo en su interior, también de cara al resto del
mundo.
Por su parte, Vikander sobresale en la cinta. Gracias a todo su trabajo actoral es posible conectar con su personaje en las diferentes etapas que va teniendo. Porque Lili no es la única que tiene un recorrido, también lo tiene Gerda: cómo está dispuesta a ayudar y apoyar en todo a Lili, pero a su vez no quiere perder a su marido. Esas dudas -y esa a veces impotencia- se hacen perceptibles en la actuación de Alicia Vikander y no es extraño que con este papel ganase el Oscar.
‘La chica danesa’ es la
prueba perfecta de que se puede hacer una película sobre personas transexuales
con respeto explorando muchos aspectos sin monopolizar la tortura social y
tratando con delicadeza el tema identitario. Es una película realista y emotiva,
como debería ser contada una historia basada en hechos reales y con esencia
propia.
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