Jun 16, 2022

“Drive my car”

Una obra llena de palabras, donde los diálogos más relevantes son construidos a partir del lenguaje no verbal.

 

La  película japonesa del director Ryûsuke Hamaguchi ganadora en la categoría de mejor película extranjera en los Premios Oscars 2022, ganadora del Globo de oro a mejor película de habla no inglesa, del premio al mejor guion del festival de Cannes y de otra veintena de premios otorgados por importantes festivales. Está basada en un relato corto de Haruki Murakami, de su compilado de cuentos Hombres sin mujeres. El cual es adaptado de manera brillante a un largometraje de 3 horas de duración.

 En ella, el protagonista, Yūsuke Kafuku, interpretado por Hidetoshi Nishijima debe ceder su amado coche a su nueva chófer Misaki Watari. Esta última interpretada por Tôko Miura.  El protagonista, es un actor y director de teatro, que ha sido contratado para montar Tío Vania (1898) de Antón Chéjov. Una obra que ha hecho antes y por la cual ha adquirido la rutina de repasar sus diálogos en sus viajes en coche hasta el lugar de ensayo, a través de una cinta que tiene grabadas de manera milimétrica las réplicas de los otros personajes.

 



Ambos actores llevan a cabo su interpretación a partir la sencillez y la contención. La mayoría de sus conversaciones tienen lugar en el coche, y en ellas los personajes se dirigen pocas y cortas frases. Sin embargo no hay silencio, ya que los diálogos en la cinta de Hidetoshi, que se reproducen el radio del coche, mientras el personaje repasa sus textos, no dan lugar a que exista un verdadero silencio. Esto se relaciona con la obra de teatro que debe montar el protagonista; Tío vania de Antón Chejov. Una Pieza, género teatral que se caracteriza por las pausas y los silencios. En donde la línea de pensamiento de los personajes es el motor principal, la cual se devela en su lenguaje no verbal y las acciones físicas.   

Esta es una interesante dinámica del filme,  que por un lado nos presenta al protagonista repasando de manera milimétrica los diálogos de la obra, para poder transmitir a sus actores, el ritmo exacto de la pieza. Y por otro lado, de manera simultánea, nos presenta un dialogo  entre Hidetoshi y su chofer, construido a partir del lenguaje no verbal, las acciones físicas, las pausas y el silencio. Se podría decir que se trata de una especié de: “teatro dentro del teatro” 


Este es el eje central del filme de Hamaguchi, la comunicación. Colocando incluso en las tablas, a una actriz muda. El personaje de Ryu Jeong-eui interpretado por Ahn Hwitae, creado por el cineasta, ya que no está presente en el relato, termina de dar forma a la reflexión que hace acerca de la comunicación, en donde las palabras son prescindibles y dice mucho más lo que no se pronuncia. El poder  de la comunicación no verbal, en donde se transmiten emociones como vía de dialogo. Algo a lo que muchas veces no prestamos la suficiente atención, o por lo menos no de manera consciente. 


La inclusión de personas con diversidad funcional es algo poco común en las producciones audiovisuales. En obras como Campeones (2018), la serie de tv Vida perfecta  (2019-2021) o Mujeres del hampa (2019) se ha dado visibilidad al colectivo de personas con diversidades funcionales. Y en la película La familia Bélier (2014), se visibilizo en la industria cinematográfica a las personas sordas. 

Drive my car es una obra cinematográfica impecable, donde los silencios se convierten en protagonistas. Conversaciones que se basan en miradas que piden un abrazo, y ese abrazo es una mayor expresión de cariño tan grande, que un “te quiero” no podría transmitir.


Juan Manuel Hormaza 

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