Jun 21, 2022

La Casa América recibe a Mariela Besuievsky

La institución aprovechó la conferencia para proyectar El dirigible (1994), película debutante de la productora.

Victoria Sotomayor



La Casa América está de celebración. Este 2022 cumple 30 años de historia y durante estos meses está organizando una multitud de eventos. Conferencias sociales, exposiciones culturales y otras actividades del estilo tienen como objetivo reivindicar esta unión entre España y América Latina.

Entre estos eventos destacan las proyecciones cinematográficas de “películas destacadas, antiguas o no tan antiguas, que han marcado en algún sentido el cine latinoamericano durante el tiempo de vida de Casa América”, expone Luis Prados, el director de programación. En muchas ocasiones estas proyecciones vienen acompañadas de charlas con alguno de los implicados del filme en cuestión. Estos hablan “desde una óptica muy personal, de su visión de lo que es el cine latinoamericano para ellos y cuál es su relación particular”, refiere Prados. Este evento cinematográfico ha sido bautizado como Carta de amor al cine iberoamericano.

El 20 de junio fue el turno de Mariela Besuievsky, productora uruguaya de más de 150 títulos. Entre estos destacan El secreto de sus ojos (2009) o El hombre que mató a Don Quijote (2018), dos de sus películas más reconocidas por la crítica.

La productora comenzó la charla dedicando su “carta de amor” al documentalista David “Coco” Blaustein. Una carta de amor definida por ella misma como sui géneris porque estaba repleta de recuerdos, dedicatorias y flashbacks de películas que la marcaron. De hecho, comenzó su carta narrando sus inicios en este mundo: “Nunca había pensado dedicarme al cine, la verdad. Mi sueño era -y sigue siendo- ser bailarina, pero cuando vi que no pasaba de unos pequeños festivales familiares, decidí que iba a buscar por el lado de ser actriz”, reconocía la productora.

Con su primer papel vino el interés por el detrás de las cámaras. Besuievsky contó cómo en cuanto terminaba de grabar sus escenas, subía corriendo a la sala de montaje donde se encerraba durante horas con el director para ver cómo juntaba todo. “Esa experiencia me entusiasmó tanto que me hablaron de la escuela de San Antonio de los Baños (Cuba), donde se enseñaba cine, y ahí me dirigí tras varias peripecias. Quería aprender más para seguir actuando, pero el mundo que descubrí en San Antonio de los Baños me distrajo completamente del camino que me había trazado”.

Ver películas y conocer la visión de cineastas amateurs hizo que se replantease el rumbo de su carrera. Pero lo que finalmente aprendió fue que se podía hacer cine. “Si en muchos países de Latinoamérica se hacía, por qué no en Uruguay”. Así nació la productora formada por todos los uruguayos que allí se encontraban.

Esta misma organización fue la que consiguió desarrollar El dirigible (1994) de Pablo Dotta, el primer largometraje producido por Besuievsky. La película fue seleccionada para el Festival de Cannes en la Semana de la Crítica y según Besuievsky, la cinta fue una revolución en Uruguay. “Ayudó a que otros creyeran que hacer cine era posible, a que se fundara el Instituto de Cine y a que lo que ya se estaba gestando a nivel audiovisual, madurara y diera sus frutos”, afirmó.

Tras el éxito de El dirigible, vino a España y comenzó a trabajar con Fernando Herrero, quien le enseñó a “amar esta profesión”. Poco a poco, Besuievsky y su equipo aumentaron el número de coproducciones hasta superar las 90, creando un fuerte vínculo entre los productores de distintos países latinoamericanos.

La charla continuó con Besuievsky mostrando algunos fragmentos de películas que cambiaron su relación con el cine. “Ya sea por sus circunstancias o temas que tocan, me hicieron sentir que estaban contando parte de nuestra historia, abriendo una ventana a la gente y a nuevas generaciones que pudieran asomarse para saber más de lo que pasó o a divertirse con la realidad llevada al absurdo”.

Así, Besuievsky hizo un repaso por Botín de guerra (David Blaustein, 2000), Hermanas (Julia Solomonoff, 2005), Lista de espera (Juan Carlos Tabío, 2000), Todos tenemos un plan (Ana Piterbarg, 2012), El último tren (Diego Arsuaga, 2002), La noche de 12 años (Álvaro Brechner, 2018) y El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009).

El dirigible

El evento acabó con la proyección de El dirigible (1994) de Pablo Dotta. El mismo director mandó a la Casa América un audio como presentación de la película, donde entre otras cosas la introducía como “un acto de amor”.

Por su parte, Besuievsky reconoció que este filme fue “el pistoletazo de salida” de sus carreras y mencionó la polémica por la “narrativa nada convencional a su época”. Sin embargo, también explicó que esta hizo “que se dinamizara el panorama audiovisual” del país.

Sinopsis de El dirigible: Baltasar Brum, expresidente de Uruguay, se suicidó en presencia de numerosos fotógrafos, pero no hay ninguna imagen del instante preciso del suicidio. Una joven, que se dice francesa, entrevista al famoso escritor uruguayo Juan Carlos Onetti. Ella afirma que la entrevista fue hecha en Montevideo de forma incógnita cuando el escritor volvió tras muchos años de exilio voluntario. Pero estas imágenes también han desaparecido. ¿Cuál es la identidad de un país sin memoria de las imágenes de su propia historia?

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